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Vn Relicatorio de christal con una anunçiata de oro y esmalte, metido en una caja açul de terçiopelo. Vn retrato del griego , de una caueça de un clérigo. Vn retrato del griego, medio cuerpo, de vna muger. Otro del mismo, de vn viejo, antiguo. Vna caueça de una verónica en una sauana. Dos antojos de larga vista, con los cauos de marfil, en sus cajas carmesis. Vna caja con unas frutas de çera.

Las cortinas hermosas, las vidrieras de caoba en que están las filigranas de plata, los tejidos de fibras, las esencias de olor, los platos de esmalte y las jarras de barniz, los ópalos, los vinos, los arneses, los azúcares; todo tiene por adorno letras y figuras indias.

Estaba espléndidamente hermosa la ex florista con su traje de María Estuardo. Llevaba un sobretodo acuchillado de mangas abiertas, color carmesí recamado de oro; un elegante prendido de encaje y menudas florecillas de esmalte y perlas. Su incomparable belleza irritó aún más la ira de Clementina.

Desde lo alto de la montaña velamos la hoya estrecha y muy risueña del Aa superior, en cuyo fondo aparecian, con esa serenidad melancólica de las aguas que no reflejan ningún rayo de luz, los lagos de Lungern, Sarnen y Alpnach , eslabonados entre por la cinta graciosa del Aa, como tres placas desiguales de aluminium en un magnífico brazalete de esmalte imitando esmeralda.

Una placa de esmalte con un águila, fija en una de sus solapas, revelaba á los demás mortales su condición de general. Pero un día se mostró en los salones del antiguo palacio del obispo, convertido en comandancia de armas, vistiendo el deslumbrante uniforme. Somos débiles, Sandoval dijo melancólicamente . Me lo he puesto para dar gusto á la generala.

Albares es un tonto, forrado de lo mismo, que se muere por apariencias.... El caso es que todo el mundo en Vichy habla de ellos. Lucía se quedaba pensativa, fija la pupila en las canastillas de flores del parque, que parecían medallones de esmalte prendidos en una falda de raso verde.

Entre tanto, Amparo disfrutaba viendo la rabia de sus rivales en la Fábrica, la sonrisilla de Ana, las indirectas, los codazos, la atmósfera de curiosidad que se condensaba en torno de su persona, llegando a tanto su desvanecimiento, que se hacía a propia regalos misteriosos para que creyese la gente que procedían de Sobrado; se prendía en el pecho ramilletes de flores, y hasta llegó a adquirir una sortija de plata con un corazón de esmalte azul, por el retegustazo de que pensasen ser fineza de Baltasar.

Sus dientecillos blancos, de extraordinaria igualdad y finísimo esmalte, mordían los dulces cascos como Eva la manzana, pues desde entonces acá el mundo no ha variado en la manera de comer fruta. Saboreando aquella, Isidora ponía en movimiento los dos hoyuelos de su cara, que ya se ahondaban, ya se perdían, jugando en la piel. La nariz era recta.

Julia no se movió. Primero fingió no haber oído. Después fijó lentamente en Oliverio el esmalte azul oscuro de sus pupilas sin llama, y luego que le hubo mirado por algunos segundos de una manera capaz de desarraigar hasta la firme constancia de su primo, me dijo poniéndose de pie: ¿Quiere usted acompañarme junto a mi hermana? Hice lo que ella quería y me apresuré a reunirme con Oliverio.

En el hombro izquierdo, sujetas con un lazo encarnado, llevaba las dos cruces de dama de honor: cruz de esmalte rojo, la antigua de la reina Isabel, y una M de brillantes y rubíes, la de la nueva reina Mercedes.