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La Ilustración francesa se había dejado en un arranque de patriotismo; por culpa de un grabado en que aparecían no se sabe qué reyes de España matando toros. Con ocasión de esta medida radical y patriótica se pronunciaron en la junta general muchos y muy buenos discursos en que fueron citados oportunamente los héroes de Sagunto, los de Covadonga, y por último los del año ocho.

Las horas anteriores a la partida, transcurridas en el hotelito de su cuñado, allá en lo alto de la Castellana, se le aparecían ahora como un tormento de la intimidad familiar.

Yo miraba estas aguas sin pensamiento, con una vaga tristeza. De cuando en cuando el grumete volvía a su canción. A lo lejos veíamos vagamente los pueblos y el mar, muy azul, con un azul de Prusía, cerca de la costa. Las rocas de los acantilados aparecían ribeteadas por una línea negra dejada por la marea, y los arenales húmedos brillaban al sol.

Referidas estas historias por D. Acisclo, fuerza es confesarlo, aparecían grotescas en los pormenores. Por dicha, el P. Enrique escribía a su tío tres o cuatro veces al año, y el tío se deleitaba en que doña Luz le leyese las cartas en alta voz.

En larga fila, contestando a las cuchufletas y carcajadas del gentío con burlescos saludos, aparecían las figuras más salientes del gran poema bíblico.

El Salón Literario de Buenos Aires fué la primera manifestación de este espíritu nuevo. Algunas publicaciones periódicas, algunos opúsculos en que las doctrinas europeas aparecían mal digeridas aún fueron sus primeros ensayos.

Si: no le he podido encontrar; es decir, le he encontrado, le he visto; pero no en disposición de hablar con él. Iba con dos más, al parecer á una reunión secreta, á que concurrían otros hombres, que aparecían sucesivamente y entraban en una casa. ¿Dónde? preguntó con vivo interés el Doctrino. En una plazuela; según después he averiguado, se llama de Afligidos.

Tal vez nuestros héroes, yendo a una nueva expedición campestre, hubieran sido sorprendidos por deshecha y pavorosa tempestad, teniendo que refugiarse en las ruinas de algún antiguo castillo o torre moruna, donde por fuerza había de ser fama que aparecían espectros o cosas por el estilo.

Consideraba sus pies la parte más preciada de su persona, y al andar fijaba los ojos coquetamente en las dos manchas de oro pálido, de aguda punta, que aparecían y se ocultaban alternativamente bajo el borde de su falda.

De orilla á orilla se lanzaban miradas de odio y palabras de insulto, porque se acordaban de combates y degollaciones, de víctimas estranguladas, ahogadas, enterradas con vida; pero cuando los guerreros rojos, despojándose de su túnica parecida á la de los antiguos helenos, aparecían con la resplandeciente belleza de sus formas y al lanzarse al río para atravesarlo de unos cuantos empujes, se olvidaban del antiguo odio y hasta parecía que nos amábamos.