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Pensó confusamente, en aquel momento, lo mismo que todos los personajes simples de la Presa que corrían enloquecidos detrás de la Torrebianca: «Esta es la verdadera mujer. Sólo merecen admiración las hembras que han conocido la vida eleganteVagaron las manos de él sobre los relieves del cuerpo adorable, intentando libertarlos del encierro de las ropas...

Empezó la partida. Miguel no tenía combinación alguna ni había pensado nada. Sus ojos vagaron sobre los treinta y seis números. Pero sólo fué por un instante. «Este», pensó. Y puso todo lo que podía poner, nueve luises, el máximum, sobre el 13. Rodó la bolilla por el borde de caoba, y su caída final fué saludada con un murmullo de asombro. «¡El 13

No debía decírselo, pero se lo digo... Si yo pudiese amar á un hombre, ese hombre sería usted. Olvidó instantáneamente Ferragut todo su enfado para escucharla y envolverla en la luz admirativa de sus ojos. Freya volvió la cabeza al hablar, no queriendo verle, como si le pesase lo que estaba diciendo, y sus miradas vagaron por el amplio paisaje. El origen de Ulises era lo que le interesaba más.

Un día accedió á visitar el estudio, con el interés que inspiran los lugares habitados por la persona amada. «Júrame que me respetarásEl tenía el juramento fácil, y juró por todo lo que Margarita quiso... Y desde este día ya no se vieron en los jardines ni vagaron perseguidos por el viento del invierno.

Algunos ayes lastimeros se deslizaron entre el vocerío. Después sólo se veía una masa de gente en lúgubre cerco silencioso mirando al suelo. Tablas había tomado otra dirección. Por un momento el populacho se dividió. Los girones de aquella nube negra vagaron un rato por las calles de los Estudios, Toledo, plazuelas de San Millán y de la Cebada. Gran confusión reinaba.

Mientras fingía escuchar el discurso de Flimnap, sus ojos vagaron de un lado á otro examinando los diversos grupos situados sobre la planicie de la mesa. De pronto su atención caprichosa se concentró en el lado donde se aglomeraba la gran masa de sus servidores. Creyó reconocer á Ra-Ra en uno de los hombres con vestidura femenil que estaban al frente de los siervos medio desnudos.

Remaron toda una noche, teniendo á sus espaldas, como astro de desgracia, el buque ardiente, que enviaba sobre las olas sus resplandores sangrientos. Al amanecer se marcaron en el disco del sol unas ligeras ondulaciones negras. Era la tierra... ¡pero tan lejos! Dos días vagaron sobre las crestas móviles y los valles sombríos del desierto azul.

Más por complacerla que por esperanza de obtener resultado alguno, Nolo consintió en recorrer los montes que dominaban el castañar del tío Goro. Vagaron por ellos á la ventura sin tropezar ser viviente. Al cabo divisaron entre los árboles una luz. ¿Dónde estamos? preguntó Felicia que con la pena y tanto paseo se había mareado. Cerca de la cabaña de Pepa la Pura.

Unos vagaron proscriptos en tierra extranjera durante los diez años de Calomarde; otros perecieron en los aciagos días que siguieron á la triste victoria de los cien mil nietos de San Luis. Entre los que lograron vivir más que el inicuo Fernando, algunos defendieron el mismo principio con igual entereza; otros, creyendo sustentarle, tropezaron con las exigencias de una generación nueva.

Rafael, que vas de frente. ¿No ves ninguna luz? Nada. El rojo reflejo de la antorcha chocaba en las enormes bolas de hojas que asomaban sobre el agua o se hundía en el espacio, ahogado por las húmedas y pesadas tinieblas. Así vagaron algunas horas por la campiña inundada. El barbero no podía más; había entregado los remos a Rafael, que también desfallecía de fatiga.