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Un día accedió á visitar el estudio, con el interés que inspiran los lugares habitados por la persona amada. «Júrame que me respetarásEl tenía el juramento fácil, y juró por todo lo que Margarita quiso... Y desde este día ya no se vieron en los jardines ni vagaron perseguidos por el viento del invierno.

Júrame que no me abandonarás. Que me querrás siempre... que no me desprecias porque soy débil contigo... porque te quiero. Isidro lo juraba todo sin hablar; lo juraba con sus manos inquietas, con sus labios acariciadores, con el viril estrujón que hacía caer vencida y esclava en entre sus brazos a aquella alma simple y primitiva, ansiosa de ideal.

32 Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? 33 Y dijo Jacob: Júrame hoy en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. 1 Y hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que fue en los días de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar.

Ya sabes lo que te quiero... No tengo parientes, y puede que sea mejor... Mi hijo va a quedar solo en el mundo; te lo confío... serás su madre... júrame que le querrás y le cuidarás... como... Calla, mujer. ¡Qué has de morirte! ¿No has de resistir esto, que eres más fuerte que yo?

Y mi padre... y la casa donde he nacido... y la celosía verde que yo levantaba tan a menudo cuando pasabas, y la vieja iglesia de San Juan, donde por primera vez, mientras yo oraba, murmuraste a mi oído: «¡Anita mía, te amo!»... ¡Y ya ves si la Virgen me protege! en el momento en que me decías: «¡Te amo!», yo acababa de pedirte tu amor, prometiendo una novena a Nuestra Señora repuso Anita, porque su esposo había acabado por pensar en voz alta . Escucha, Carlos mío suspiró , júrame, ángel mío, que dentro de veinte años diremos otra novena a la Virgen para darle gracias por haber bendecido nuestra unión.

Don Juan insistió: Pues dime que nos veremos. ¿Dónde? ¿Cuándo? ¡Cristeta, no sabes cómo estoy! Una vez..., te lo prometo...; quédate aquí, no me acompañes más..., y luego ten prudencia y no me sigas. Te obedeceré..., lo que quieras...; pero júrame que nos veremos pronto, que no me has olvidado por completo.

Calló un momento y prosiguió con dulce risa, como quien de súbito tiene una idea que le agrada: Esta injusticia quiero remediarla yo; pero necesito antes que me proclames y me jures por tu reina. mi súbdito fiel. Sométeteme. Júrame por tu reina y tu reina te premiará. Júrame. Don Paco se sometió sin más resistencia. Se hincó de rodillas a los pies de ella y exclamó entusiasmado: ¡Te juro!

Emma, en vez de levantar a su marido de la postrada actitud, después de dar un grito, como los que daba al entrar en su baño de agua tibia, fue doblándose, doblándose, hasta quedar con la boca al nivel de la boca de Bonis; con ambas manos le agarró las barbas, le echó hacia atrás la cabeza, y, como si los labios del otro fuesen oído, arrimando a ellos los dientes, dijo como quien hablando bajo quisiera dar voces: ¡Júrame que no me la pegas!

Bien, serás lo que quieras; hijo, amante, lo que se te antoje; pero júrame que es puro tu amor, que no hay nada de vergonzoso en esa pasión, que no intentarás nada para profanar este lazo que ha de unir nuestras dos almas para siempre. El hijo del brigadier juró. Su amor era ideal; una ardiente adoración.

Con esta nueva demora hubo de transigir Manuel, ya formalmente esperanzado por la seriedad de la promesa. Comprendo que tengas miedo al mar le dijo; pero júrame que documentos, papeles, ropas, muebles, todo, lo tendrás preparado para que nos casemos a las veinticuatro horas de mi llegada.