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Después rodó solo, por su propia inercia, y cada escalón le reservaba un golpe más fuerte, una sorpresa más dolorosa. ¿Hasta dónde llegaría en su derrumbamiento?... ¿Qué podría encontrar al final de esta caída ilógica?... Las entrevistas con su administrador de París le parecieron algo que transcurría en otro planeta, sometido á leyes absurdas.

Dos veces que Gallardo rodó en la arena, viéndose próximo a ser enganchado, el Nacional se arrojó sobre la bestia, olvidándose de los niños, de la mujer, de la tabernilla, de todo, queriendo morir para salvar al maestro. Su entrada en el comedor de Gallardo era acogida por las noches como si fuese la de un miembro de la familia.

»Sobre estos ejes rodó todavía largo rato la desquiciada máquina de mi discurso..., hasta dar conmigo y con él en las negras profundidades del abismo. »¡Oh, qué sola, qué triste y qué desamparada me vi!

Y el sombrero del príncipe rodó de escalón en escalón, bajo un golpe de aquellas manos finas que se defendían á ciegas. Este incidente le devolvió su serenidad. ; efectivamente, era ridículo. Y como viese en Alicia la intención de desandar el camino, volviendo á los jardines, Miguel, para inspirarle confianza, corrió escalera abajo, sin volver la cabeza, sin preocuparse de si ella le seguía.

Durante unos segundos, hombre y fiera no formaron mas que una sola masa, y así se movieron algunos pasos. Los más inteligentes agitaban ya sus manos, ansiosos de aplaudir. Se había arrojado a matar como en sus mejores tiempos. ¡Una estocada de verdad! Pero de pronto, el hombre salió de entre los cuernos despedido como un proyectil por un cabezazo demoledor, y rodó por la arena.

Lo que yo tengo es algún eje roto aquí y señaló su corazón , y creo que aquí también añadió tocando su cabeza, prematuramente blanca. Salvador se echó a reir con una impetuosa carcajada jovial, que rodó por la sala con escándalo. La niña, muy seria y cuidadosa, escuchaba atentamente. Observándola don Manuel, le dijo: Vete, querida mía, a jugar abajo, ¿quieres?

Era como árbol frondoso, rico en flores y frutos, cuyas raíces no penetraban hondo en la tierra y que el ímpetu de los vientos podía sacar fácilmente de cuajo. Era como la estatua simbólica, que Nabucodonosor vio en sueños, con la cabeza de oro y los pies de barro y que una piedrecilla, que de improviso rodó de la montaña, desmenuzó y redujo a polvo.

La alusión a Juanito hízole recordar sin duda cuando rodó ignominiosamente por la escalera de la casa de Santa Cruz. Jacinta, en tanto, quería llegar a un arreglo ofreciendo la mitad; mas Guillermina, que le adivinó en el semblante sus deseos de conciliación, le impuso silencio, y levantándose, dijo: «Señor Izquierdo; guárdese usted su churumbé, que lo que es este timo no le ha salido».

Julio prosiguió arrastrando junto a mi el pequeño sillón que rodó suavemente al impulso de su cuerpo. ¡Yo le amo, le amo con locura! ¡Yo se lo había dicho a usted; mi corazón no lo daría sino a un hombre, aun cuando tuviera que vender mi cuerpo a otro, como ha sucedido!

La inglesa, que llevaba ya en sus entrañas el fruto de aquella pasajera unión, rodó algún tiempo sin protección, sin recursos, por las calles de la ciudad, hasta que entró en relaciones con un carpintero del Grao que la recogió y llegó a hacerla su legítima esposa. Clementina se crió como intrusa en aquel nuevo hogar.