United States or Guatemala ? Vote for the TOP Country of the Week !


Se había alejado, y creyendo no verle en mucho tiempo, crucé las manos con desaliento y dejé correr mis lágrimas, cuando le vi volver sobre sus pasos. Vamos, Reina, no nos hagamos los malos. Por qué nos enoja... Pero qué... ¿estáis llorando? Pensaba en Juno repuse logrando hacerlo con voz segura. Tenéis razón, primita. Os quedáis muy sola. ¿Queréis tenderme la mano? Con mucho gusto, Pablo.

¿Cómo está usted, señor? me dijo al tenderme la mano, pronunciando estas simples palabras con un tono de voz tan dulce, tan humilde, ¡ay! tan tierno, que habría querido arrojarme de rodillas ante ella. Sin embargo, fué preciso contestarla en el tono de una política helada. Me miró dolorosamente: luego bajó sus grandes ojos con aire de resignación y continuó su trabajo.

¡Ah! replicó, dulcificando su cara con una sonrisa al tenderme su mano grande y endurecida, he estado cavilando todo este tiempo, señor Greenwood, si me reconocería en este traje. Me alegro mucho, muy mucho, de poder renovar nuestra relación. Y dio mayor énfasis a sus palabras, significativas o fingidas, con un fuerte y estrecho apretón de manos.

Entregaron los serenos a Martín en manos del alcaide, y éste le llevó hasta un cuarto obscuro con un banco y una cantarilla para el agua. Demonio exclamó Martín , aquí hace mucho frío. ¿No hay sitio dónde dormir? Ahí tiene usted el banco. ¿No me podrían traer un jergón y una manta para tenderme? Si paga usted... Pagaré lo que sea. Que me traigan un jergón y dos mantas.

«Quite, quite allá dijo: vaya con lo que se le ocurre... ¡Darme á los colchones, que ni tan siquiera caben por la puerta de mi casa!... Y aunque cupieran... ¡rayo! A cuenta que he vivido tantismos años durmiendo en duro como una reina, y en estas blanduras no pegaría los ojos. Dios me libre de tenderme ahí. ¿Sabe lo que le digo? Que quiero morirme en paz.

Consulté mi reloj: eran cerca de las dos... Oía a la distancia los sonidos de un piano y el rítmico rozar de los danzantes... ¡Mis bodas! Me alisé el pelo, me ajusté la corbata, y, francamente, mi más grande satisfacción habría sido irme a tenderme en mi vieja cama y subirme la cobija hasta las orejas, en lugar de... ¡Brrr! En fin, ¿qué hacer? Me dirigí, pues, a los salones.

A buenas horas se acuerda de ese avaro, que me ha visto caer en la miseria, a , a la cuñada de su mujer... pues Purita y mi Antonio eran hermanos, ya sabes... y no ha sido para tenderme una mano... El año pasado, tal día como hoy, cuando se quedó viudo, mandó a la señora un socorrito.

Procuré dominarme, me decidí, aun a trueque de que Gabriela me creyera descortés, a huir de ella, y me mostré durante varios días desabrido y huraño. Me pasaba yo en el escritorio las horas de descanso, fingiendo ocupaciones extraordinarias, o me iba yo, como escapado, a vagar por la llanura o a tenderme en la hierba, bajo los árboles del río.

Yo, señora de mi alma, estoy determinada, con licencia de vuesa merced, de meter este buen día en mi casa, yéndome a la corte a tenderme en un coche, para quebrar los ojos a mil envidiosos que ya tengo; y así, suplico a vuesa excelencia mande a mi marido me envíe algún dinerillo, y que sea algo qué, porque en la corte son los gastos grandes: que el pan vale a real, y la carne, la libra, a treinta maravedís, que es un juicio; y si quisiere que no vaya, que me lo avise con tiempo, porque me están bullendo los pies por ponerme en camino; que me dicen mis amigas y mis vecinas que, si yo y mi hija andamos orondas y pomposas en la corte, vendrá a ser conocido mi marido por más que yo por él, siendo forzoso que pregunten muchos: ¿Quién son estas señoras deste coche? Y un criado mío responder: ''-La mujer y la hija de Sancho Panza, gobernador de la ínsula Barataria''; y desta manera será conocido Sancho, y yo seré estimada, y a Roma por todo.

Allí pasamos todo ese día, porque resueltamente había decidido no separarme de mis compañeros de viaje. Ya somos buenos amigos con Mimí y Dizzy, y Little Georgy empieza a tenderme los bracitos.