United States or Algeria ? Vote for the TOP Country of the Week !


La hembra lleva en su vientre el fruto de sus amores nueve meses. Su leche agradable, un poco azucarada, tiene la tibia pastosidad de la leche de mujer. Mas, como debe cortar constantemente la ola, si tuviera las mamas colocadas sobre el pecho, expondría al pequeñuelo á chocar constantemente; por lo tanto están un poco más bajas, en sitio más apacible, en el vientre de do salió.

Con astucia le iba atrayendo a la determinación que ella deseaba, haciéndole entender, cada vez con más fuerza, que si se negaba a acompañarla se marcharía sola. Esto le parecía al excusador el colmo del escándalo. Además, se expondría a mil accidentes lamentables, y acaso a su perdición completa. Consentirlo, era echar sobre la conciencia una terrible responsabilidad.

A grandes peligros se expondría el viajero que se extraviase en invierno en ese bosque, que recorre tan cómodamente en invierno, en verano, pisando hierba, á la sombra de poderosos árboles. Expondríase á cada paso á caer en el abismo, ahogado bajo un derrumbamiento de nieve. Abajo, en el valle, parecen más difíciles de distinguir las casas del pueblo que los bosques y grupos de árboles.

Dirigirse en derechura al señor de Ágreda, era bobada: un hombre de sus antecedentes políticos no se expondría por nada del mundo a que otro senador más avanzado le arrojase al rostro en plena sesión el dictado de protector de monjas; y en cuanto a determinar la intervención de Paz, entendía que era expuesto.

Y sobre el reparo que pudiera hacerse, de que estando la poblacion en la costa se expondria á los insultos del enemigo de Europa, responde muy bien el Cabildo: esto es, si donde hubiere de hacerse hay puerto capaz de fondear navíos, por la misma razon conviene que allí esté la ciudad, para guardarlo y defenderlo, y no dar lugar á que el enemigo se apodere de él: y si no lo hay, está desde luego libre la poblacion de este recelo, pues eso mismo será causa de que no se arrime á la costa; mayormente reinando en ella en los mejores tiempos del año la travesía que les obligará hacerse á la mar, ó á perder sus embarcaciones.

Traducido lo que me dijo en rudas frases era como sigue: que si Juan Maury, que había sido guapo y muy querido de las damas, tuviese que aceptar un hijo por cada uno de los extravíos o ligerezas de su primera juventud, se expondría a poder formar un batallón con su prole; que sus relaciones conmigo habían sido de lo más ligeras, sin compromiso ninguno, y de duración muy corta; y que él no tenía ningún motivo justificado para afirmar con pleno convencimiento que durante dichas relaciones había sido el único, porque entonces había también un marido legítimo, y había además dos rivales que con grave escándalo y por celos riñeron en desafío, resultando muerto uno de ellos.

Aquello acabó, y ahora sólo queda la sedería de Lyón, «mírame y no me toques», algodón malo, géneros que no duran un año, porquerías con las que van tan orgullosas estas señoritas del día.... ¿No es esto, Juanito? ¿No lo ves así? Y el sobrino contestaba a todo con afirmativas cabezadas, muy preocupado en su interior por el modo como expondría la pretensión que le llevaba allí.

Muchas cosas, de las que he notado que usted no se atreve a hablar en la capilla, estoy seguro de que me las expondría aquí, por ejemplo, sin inconveniente... y esas confidencias amistosas, familiares, son las que yo echo de menos.

Esto mismo me dispensa de hacer reflexiones generales que resuman el resultado de mis impresiones. No solo pasaría con justicia por un pedante insigne, sino que me expondría á ver contradichas todas mis apreciaciones, que tendrían mucho riesgo de ser equivocadas, faltándome el conocimiento del conjunto como de los pormenores.

Pues aplica ahora el símil a la realidad del caso nuestro, y te digo: mira, Nieves, yo, en tu lugar, a tu edad, en tu posición, con tus racionales esperanzas de una larga y regalona vida, tan regalona como decorosamente quepa en una mujer honrada y de buena y cristiana educación, no comenzaría a gustar los placeres lícitos del mundo por lo más revuelto y lo mayor, sino por lo más tranquilo y más pequeño; no me expondría a corromper mis buenos instintos con los aires viciados y los ejemplos peligrosos de la vida social de las grandes ciudades, sino que me prepararía debidamente con otros aires más puros y otros ejemplos más... vamos, más... ¡Canástoles! pongámoslo en plata y acabemos: quisiera yo, Nieves de mi alma, que, ante todo, nos fuéramos, pero en seguidita, por una temporada tan larga como pudieras resistirla , a Peleches, al solar de tus mayores, donde yo nací y deseo morir, cuanto más tarde, por supuesto; a Peleches, digo, donde no has estado nunca, porque la fuerza de las cosas lo ha querido así, no porque a se me haya pasado por alto la necesidad, como te consta por lo que me has oído lamentarlo a cada instante. ¡Oh, y cómo había de lucirnos en el cuerpo y en el alma esta determinación llevada a cabo en ocasión y en época tan oportunas!