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Sabía, , y esto no podía dudarlo, que en 1851 había sacado de pila a una niña, hija de Tomás Rufete. A los seis meses no cabales, Relimpio y Rufete riñeron por cuestión de una pequeña herencia y estuvieron siete años sin hablarse ni tener trato ni comunicación alguna. Hechas las paces al cabo de tan largo tiempo, ambas familias volvieron a entrar en relaciones.

El corazón y la conciencia libraban en su espíritu el mismo combate que antes riñeron la fe y la duda; pero el desenlace no podía ser igual. Sus creencias habían ido muriendo lentamente, día tras día, hora tras hora, como plantas creadas en la vida artificial y falsa de una estufa que de repente se sacan a la abrasada luz del sol y al frío azote de los vientos.

22 Y se apartó de allí, y abrió otro pozo, y no riñeron sobre él; y llamó su nombre Rehobot, y dijo: Porque ahora nos ha hecho ensanchar el SE

13 Estas [son] las aguas de Meriba ([la rencilla]), por las cuales riñeron los hijos de Israel con el SE

18 Y volvió a abrir Isaac los pozos de agua que habían abierto en los días de Abraham su padre, y que los filisteos habían cerrado, muerto Abraham; y los llamó por los nombres que su padre los había llamado. 21 Y abrieron otro pozo, y también riñeron sobre él; y llamó su nombre Sitna.

Traducido lo que me dijo en rudas frases era como sigue: que si Juan Maury, que había sido guapo y muy querido de las damas, tuviese que aceptar un hijo por cada uno de los extravíos o ligerezas de su primera juventud, se expondría a poder formar un batallón con su prole; que sus relaciones conmigo habían sido de lo más ligeras, sin compromiso ninguno, y de duración muy corta; y que él no tenía ningún motivo justificado para afirmar con pleno convencimiento que durante dichas relaciones había sido el único, porque entonces había también un marido legítimo, y había además dos rivales que con grave escándalo y por celos riñeron en desafío, resultando muerto uno de ellos.

Una de las cómicas más aplaudidas y festejadas de los públicos de Andalucía, á fines del siglo XVIII, era Rosa Pérez, la cual dió no poco que hablar con sus galanteos, y tuvo gran número de ardientes partidarios, que en más de una ocasión riñeron por ella apasionadas disputas, tan frecuentes en aquellos tiempos entre los aficionados al teatro.

Con qué vehemencia, con qué política, con qué exacta disciplina, con qué valor indomable, con qué abnegación, con qué olvido de los más queridos lazos de amistad y parentesco, con qué intensa y firme devoción á un fin único, con qué poco escrupulosa laxitud y versatilidad en la elección de los medios riñeron los jesuítas la batalla de su Iglesia, está escrito en cada página de los anales de Europa, durante muchas generaciones.

Bueno; ¿y a qué te va ni qué te viene en esto? ¿Eres su madre? Tres o cuatro veces riñeron de esta suerte, llevando siempre la ventaja por su desvergüenza y mala intención la microscópica costurera. Al cabo, María, no pudiendo sufrir con paciencia aquel espectáculo, tomó la resolución de marcharse.

6 Y tu sierva tenía dos hijos y los dos riñeron en el campo; y no habiendo quien los separase, hirió el uno al otro, y lo mató. 7 Y he aquí toda la parentela se ha levantado contra tu sierva, diciendo: Entrega al que mató a su hermano, para que le hagamos morir por la vida de su hermano a quien él mató, y quitemos también el heredero.