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Todos los personajes de Madrit ma quitaban el sombrero y venían a buscarme para que les pusiera algún sueltesito dándoles bombo. Llagustera para aquí; Llagustera para allí; Llagustera, venga a almorsar conmigo; Llagustera, suba al coche, le llevaré a su casa. An fin, poco faltaba para que ma limpiasen las botas, ¿sabe? Uno de los más amigos era el general Martínez Campos.

No se podía caminar por el buque sin recibir empellones de la gente, golpes de sillas cambiadas de lugar, o enredarse los pies en los montones de telas. Fernando se refugió en el final del paseo que daba sobre la proa, acodándose en la barandilla, junto al bombo y los instrumentos de cobre abandonados por los músicos.

Sonó junto a una ventana del comedor un rugido de fiera rabiosa, un baladro amplificado por el tubo de una bocina. A continuación, el tableteo de varios rayos imitados con choques de latas y las sinuosidades de un trueno repiqueteado sobre el parche del bombo. Todos los ojos se volvieron hacia la entrada del comedor. Alguien iba a llegar.

Entregado éste y el cronómetro á la autoridad, declaró Cafetera, llamóse á Pipa y á Michero, cantaron todos de plano, y fueron al punto conducidos á la cárcel, de donde después de algunos meses de reclusión, salieron ... á tirar del Bombo de la Carraca.

Sus caretas de corto perfil y bigotes de cepillo les daban aspecto de dogos enfurruñados y una lejana semejanza con Bismarck. Entregó el capitán a Tritón un sobre sellado que contenía la lista de los candidatos al bautizo, bebieron juntos una copa de champán, y luego, seguido de los gendarmes, se retiró el enviado neptunesco, otra vez con acompañamiento de temblor de latas y estrépitos de bombo.

El pícaro habrá pensado, al pasar por delante de mi molino: Ese parisiense está muy tranquilo ahí dentro; vamos a darle la alborada. Y seguramente habrá tomado un bombo, y... ¡rataplán!... ¡rataplán!... ¿Quieres callarte, pícaro Puck? Vas a despertarme a las cigarras. Pero no era Puck.

El «maestro Thigi» mandó entonces al del bombo que cubriera los rebuznos, en cualquier momento que se oyeran, con estruendosos golpes. Pero los rebuznos eran más fuertes que el bombo, y echaban a perder los mejores efectos de la pieza... Para acallarlos tuvo que intervenir el comisario, con amenazas y juramentos... El comisario deseaba permanecer neutral.

Apoyándose en un palo, dando tiempo a que anocheciese, deteniéndose a cada rato para recrearse mirando el paisaje, no tardó mucho en llegar al cerro que domina el caserío de Naya, tan oportunamente que vino a caer en medio del baile que, al son de la gaita, bombo y tamboril, a la luz de los fachones de paja de centeno encendidos y agitados alegremente, preludiaba a los regocijos patronales.

He examinado la moralidad de Paris, en las varias esferas sociales, y en todas partes he hallado una misma tendencia, un mismo secreto, una misma cifra: relumbron, efectos cómicos ó trágicos, caras muy lavadas y bonitas por fuera, palaustre. Mucho bombo y mucho platillo, para que acuda gente, para que el corro sea muy grande, y pueda hacer negocio el que maneja los cubiletes.

Lo primero que se le ocurrió a Cracasch, un día que se le figuró que ya tenía confianza con la familia de Arizmendi, fué, a los postres, imitar el ruido del tren; luego intentó cantar una canción que en la taberna tenía mucho éxito. En esta canción se hace como si se tocara la flauta y el bombo, y como si se comiera en una cazuela, y luego medio se desnuda uno mientras canta.