United States or Georgia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Vinieron a pedir su mano cientos, millares de príncipes más o menos desocupados. Pero ella leyó siempre en sus almas jactancias y ambiciones, llegando a desesperar de que pudiera hallarse un alma verdaderamente hermosa... Como rechazara uno por uno los candidatos, su padre insistió: ¿En qué piensas, Cristela, que por nadie te decides?...

El periódico nuestro hasta hizo el elogio fúnebre del ingeniero, declarando que «había que reconocer noblemente en este enemigo político á un hombre de talento, á un gran patriota lamentablemente desorientado». Y nada más.... A los pocos días nadie se acordó del infeliz. Otros sucesos preocupaban á la nación. Se sublevaron los generales candidatos, al convencerse de que no triunfarían legalmente.

¡Qué disparate! protestaba el general . Los candidatos militares atribuirían al gobierno la muerte de Taboada; la gente que ahora se ríe de él lo veneraría como un mártir. No; dejemos de pensar en ese hombre. Y yo adivinaba que seguía pensando en él, con su gesto reconcentrado é inquietante que hacía decir á las gentes: «Castillejo, muy malo como enemigo

Indudablemente, el analfabetismo vale mil veces más que la censura. Todo el arte de los escritores radicales se estrella contra el hombre del campo, hombre sano de cuerpo y de inteligencia, que no sabe leer ni lo necesita para trabajar las tierras de su señor y para darles el voto a los candidatos del orden. Y el hombre del campo ha votado la candidatura ministerial.

El día en que se publicó la lista de los candidatos admitidos, escribió al abate Constantín. «He sido recibido y muy bien recibido, pues quiero salir en el ejército y no en el servicio civil... En fin, si conservo mi lugar en la escuela, haré un bien a uno de mis camaradas, que obtendrá mi puesto

La regencia trina... seis, o por mejor decir, ocho. Y Ángel I... nueve. ¡Ah!, se me olvidaba el de Portugal que anda remiso... y Montpensier. Once. ¿Qué tal? Pero... así, candidatos formales.... ¡Mozo, café y cognac! No, gracias, lo tomé en casa.... Claro: candidatos serios, por hoy, don Carlos y la república.

Queremos el voto para venderlo. La ley que nos ha proporcionado el derecho a votar nos ha asegurado con él una renta vitalicia. Un voto puede valer cinco, diez, veinte, cien, hasta doscientos duros. Muchos hombres en España ganan con su trabajo cincuenta duros al año, y con el voto obtienen el doble y el triple. Claro que es preciso votar a los candidatos conservadores.

Era, pues, necesario, para ganarse simpatías y prosélitos, hacer por los electores un poquito más que el más rumboso de los candidatos; y como don Simón era rico, y en ciertas ocasiones no se paraba en barras, autorizó a sus agentes para que hiciesen saber en el distrito que él daba a sus votantes lo mismo que el candidato de oposición, más dos docenas de castañas, y, en caso de apuro, un cigarro de dos cuartos.

Y con estos propósitos, caminando en ala los siete donde el terreno lo permitía, o en hilera si el sendero no daba más de , pero ocupando siempre don Simón el puesto de preferencia, ensanchábasele el pecho al pobre hombre a impulsos de su vanidad, creyendo de buena fe que todas aquellas deferencias con él guardadas eran hijas de una adhesión espontánea y desinteresada a su persona. ¡Y estaba cansado de oír hablar de ciertos caciques de aldea, perpetuos muñidores electorales, para quienes es una fiesta acompañar candidatos, y comer acá, y cenar allá, y desayunarse en el otro lado con ellos y a sus expensas, y frecuentemente un negocio cada elección después de cada paseo!

A juzgar por las apariencias, en España hay muchos más distritos que candidatos, y muchos más ciudadanos elegibles que ciudadanos electores. Hombres que se han pasado el invierno sin gabán comparecen ahora en la tertulia del café con distritos magníficos. No me extrañaría nada que alguno de ellos empeñara el suyo...