United States or South Georgia and the South Sandwich Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


12 Al son de tamboril y cítara saltan, y se regocijan al son del órgano. 13 Gastan sus días en bien, y en un momento descienden a la sepultura. 14 Dicen pues a Dios: Apártate de nosotros, que no queremos el conocimiento de tus caminos. 18 Serán como la paja delante del viento, y como el tamo que arrebata el torbellino.

Apoyándose en un palo, dando tiempo a que anocheciese, deteniéndose a cada rato para recrearse mirando el paisaje, no tardó mucho en llegar al cerro que domina el caserío de Naya, tan oportunamente que vino a caer en medio del baile que, al son de la gaita, bombo y tamboril, a la luz de los fachones de paja de centeno encendidos y agitados alegremente, preludiaba a los regocijos patronales.

Los grupos de campesinos bebían el último trago con los del pueblo, antes de emprender la marcha, deseosos de relatar los incidentes de la famosa lucha durante la velada en la casería. En la plaza sonaban el pito y el tamboril con cadencias de baile. Se había reunido toda la gente joven para celebrar la victoria con un aurresku, la gran danza vasca que tenía algo de rito primitivo.

La pareja, acompañada por el repiqueteo del tamboril, las cabriolas musicales de la flauta y la risa seca y estridente de las castañuelas, comenzó a moverse entre los grupos de atlots examinándolos. , galán decía con paternal autoridad el más antiguo de la pareja , ¡brazos en alto! Y el designado obedecía mansamente, sin el menor intento de resistencia, casi orgulloso de esta distinción.

7 Por lo cual, al oír todos los pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento músico, todos los pueblos, naciones, y lenguas, se postraron, y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado. 9 Hablando y diciendo al rey Nabucodonosor: rey, para siempre vive.

De vez en cuando algún admirador salía al balcón ofreciendo el jarro á su poeta, y éste, después de largo trago, acometía con nueva fuerza sus canturrias. A media tarde, cuando gran parte de la plaza estaba en la sombra, corrió á ella la gente, oyendo el silbido del chistu, que hacía locas escalas, acompañado por el monótono baqueteo del tamboril. Los versolaris se ocultaron.

La vidalita, canto popular con coros, acompañado de la guitarra y un tamboril, a cuyos redobles se reúne la muchedumbre y va engrosando el cortejo y el estrépito de las voces; este canto me parece heredado de los indígenas, porque lo he oído en una fiesta de indios en Copiapó, en celebración de la Candelaria, y como canto religioso, debe ser antiguo, y los indios chilenos no lo han de haber adoptado de los españoles argentinos.

Seguía repicando el tamboril, sonaba la flauta, tableteaban las enormes castañuelas, pero ninguna pareja se lanzaba al centro de la plaza. Los atlots parecían consultarse con indecisión, como si todos temiesen ser los primeros. Además, la inesperada presencia del señor mallorquín intimidaba a las vergonzosas muchachas. Jaime sintió que le tocaban en un codo.

Casi iban a reñir, con la furia de sus opiniones encontradas y su rivalidad amorosa, cuando el Cantó distrajo su atención. Se había librado del tamboril incrustado en su cabeza y se limpiaba la sangre de la frente. Lloraba con la rabia del débil enfurecido, capaz de las mayores venganzas, pero que se siente al mismo tiempo esclavo de su impotencia. ¡A ! ¡a ! gemía asombrado de este ataque.

Mucho molestó en los primeros tiempos a algunas monjas el tal tamboril, no sólo por la pesadez de su toque, sino por la idea de lo mucho que se peca al son de aquel mundano instrumento. Pero se fueron acostumbrando, y por fin lo mismo oían el rumor del Tío Vivo los domingos, que el de los picapedreros los días de labor.