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En la naturaleza de esa niña, dijo tanto para como dirigiéndose á su compañero, no hay ni ley, ni reverencia por la autoridad, ni consideración á las opiniones y costumbres de los demás, sean buenas ó malas.

Una novela no es una conclusión y menos aún las opiniones de un personaje de novela, que no pretende ser eminentemente razonable, contra las conveniencias públicas a las que la razón de los siglos ha reconocido la importancia.

Había entre los capitanes de Galípoli diversas opiniones sobre el modo de hacer la guerra; y así convino que las principales cabezas se juntasen en consejo para resolverse.

Aunque vecinas sus cabañas, nuestro guarda y él nunca se visitan. Hasta evitan encontrarse. Un día que pregunté al rondeîron la razón de esa antipatía, me respondió con seriedad: Tenemos distintas opiniones... El es rojo, y yo soy blanco.

Valencia es en España la verdadera fortaleza de las opiniones absolutistas. El pueblo lo que en Europa llaman simplemente así, y que en las democracias llamamos el pueblo pobre, porque todos somos pueblo, se deja guiar fácilmente por los absolutistas, miéntras que la idea democrática no se abriga sino en la clase media.

De dónde sea dicha comedia, y por qué, son tantas opiniones, que es una confusion. Cuanto á los géneros de comedia: á parece que bastarian dos para en nuestra lengua castellana: comedia á noticia y comedia á fantasía. A noticia se entiende de cosa nota y vista en realidad de verdad, como son Soldadesca y Tinellaria.

Ella conocía las opiniones de algunos militares de países neutros; había hablado en Biarritz con personas de gran competencia; sabía lo que decían los periódicos de Alemania. Nadie creía allá en lo del Marne. El público ni siquiera conocía esta batalla. ¿Tu hermana dice eso? interrumpía Desnoyers, pálido por la sorpresa y la cólera.

Las reflexiones que preceden, muestran la necesidad de tener ideas fijas y opiniones formadas sobre las principales materias; y cuando esto no sea dable, lo mucho que importa el abstenerse de improvisarlas, abandonándonos á inspiraciones repentinas. Se ha dicho que los grandes pensamientos nacen del corazon, y pudiera haberse añadido, que del corazon nacen tambien los grandes errores.

Son muchos los asuntos en todas clases donde sucede lo mismo, pues solo llegan á la verdad los que entienden los principios; los demas no alcanzan nada, ó se confunden con inciertas opiniones. El otro modo de formarse las opiniones consiste en no atarse el entendimiento á las verdades fundamentales, sino tomar en lugar de ellas por principios lo que le sugiere su propio ingenio.

El gobierno le llamaba para conocer sus opiniones; el rector de la primera de las universidades, que hasta entonces le había considerado como un triste catedrático de una lengua muerta y de problemática utilidad, se dignaba sonreirle, y hasta en la noche anterior, después del recibimiento del Hombre-Montaña, lo había invitado á cenar para que en presencia de su familia contase todo lo ocurrido.