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Dimmesdale deseó, al fin, dar un apretón de manos á este tunante alquitranado, y recrearse con algunos de esos chistes de mala ley de que tal acopio tienen los marineros, sazonado todo con una andanada de ternos y juramentos capaces de estremecer el cielo. Detuviéronle no tanto sus buenos principios, como su pudor innato y las decorosas costumbres adquiridas bajo su traje de eclesiástico.

Sentía vergüenza, es verdad; pero luego que pudo caminar despacio, una emoción dulce invadió su espíritu, sintió un cosquilleo grato allá en el corazón como hacía ya muchísimo tiempo que no sentía. "¡Si volveré a mis tiempos de fanciulla!" se dijo sonriendo. Y comenzó a recrearse con su propia emoción considerándose feliz con aquel retorno a las inocentes turbaciones de la primera edad.

Bastaba que Clementina le mirase ceñuda y le dirigiese una seca reprensión para que el loco se sometiese repentinamente. En cambio, no hacía caso alguno de su yerno. Cuando el criado que le cuidaba, viéndole tranquilo iba a recrearse un poco con sus compañeros, el loco acostumbraba a vagar por las habitaciones del palacio mirándose con atención a los espejos.

En la casa se apagaron al fin los rumores de la desesperación, como si el dolor, internándose en el alma, que es su morada propia, cerrara las puertas de los sentidos para estar más solo y recrearse en mismo.

Si el pais es culto, con buenos caminos, con canales, rios y costas de pronta navegacion, el viajero salta de una capital á otra disparándose como una flecha; dormitando con el mecimiento del coche ó de la nave, y asomando la cabeza por la portezuela para recrearse con la vista de algun bello paisaje, ó paseándose sobre cubierta contemplando las orillas del rio cuya corriente le arrebata.

Más valía entregarse a la esperanza consoladora de que todo saldría a medida de mis deseos, pensar en las gracias de mi hermoso dueño, recrearse rumiando los dichosos instantes que a su lado había pasado, y cuando llegase a la capital de Andalucía, ya veríamos lo que se había de hacer.

Y eso que por efecto de sus constantes prodigalidades, padecía con frecuencia serios disgustos en el orden económico; hacía ya bastante tiempo que tenía vendidas o empeñadas las fincas que sus padres le dejaron; esto no le impedía vivir holgadamente y recrearse con el mismo sosiego que si estuviese recién heredado.

Todas las abstracciones desaparecen ante él: él es el verdadero revelador de la esencia de las cosas, no los conceptos que nuestra razón extrae de ellas: á él hay que acudir en última instancia para fundar todos los juicios y recrearse con cualquier belleza.

Los había en el mundo también. ¡Pero qué feos eran, qué horrorosos! ¿Cómo podía ser que tanto deleitasen aquellas traiciones, aquellas muertes, aquellos rencores en verso y en el teatro? ¡Qué malo era el hombre! ¿Por qué recrearse en aquellas tristezas cuando eran ajenas, si tanto dolían cuando eran propias? ¡Y él, el miserable, hombre indigno, cobarde, estaba filosofando y su honor sin vengar todavía!... ¡Había que empezar, volaba el tiempo!... ¡Otro tormento! ¡el orden de la función, el orden de la trama! ¿Por dónde iba a empezar, qué iba a decir; qué iba a hacer, cómo la mataba a ella, cómo le buscaba a él?».

Los últimos yerran, sin embargo, cuando, en vez de llenar dignamente el vacío de su repertorio, lisonjean la propensión de un populacho ignorante á recrearse con necios pasatiempos, propinándole novedades tan áridas como deplorables.