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Le di un millón de gracias, rebosando de gratitud, y le prometí que cuando llegase el caso la molestaría sin vacilar, pues me inspiraba una confianza absoluta. Desde la primera noche que la viera me había sido extremadamente simpática. Sus ojos dulces y benévolos revelaban un buen corazón, el timbre de su voz inspiraba desde luego cariño y confianza, etc., etc.

Antes de que el pobre clérigo llegase a persuadirse de la certeza de su amor, empleaba en la lectura y el estudio la mayor parte de los días y muchas horas de la noche.

¿De modo, que yo que ansiaba que llegase el momento de ver á mi libertadora, me encuentro con una especie de hermosísimo fraile que me predica un sermón de cuaresma? Esto no puede ser.

Algunas mañanas tomaba el tranvía á primera hora para ir á Mónaco y continuar sus estudios en el Museo. En cuanto á Spadoni, nunca se levantaba antes de mediodía, y muchas veces el coronel golpeaba su puerta para que no llegase con retraso á la mesa del almuerzo. Sólo se duerme al amanecer dijo Atilio . Pasa la noche consultando sus apuntaciones sobre la marcha del juego.

Sobre un montón de cables, un emigrante de cabeza rapada movía el arco de su violín, sin que el más leve sonido llegase hasta el paseo donde rugían los cobres.

Pero la superchería se descubrió pronto y el engaño no duró mucho tiempo, aunque el necesario para que llegase a mis oídos, obligándome a transmitirlo a la familia. Aunque tenía muy mala idea de la veracidad del viejo Malespina, jamás pude creer que se permitiera mentir en asuntos tan serios.

Algo había traslucido de la mala situación económica en que Moreno se hallaba; pero viéndole tomar café muy sosegadamente todas las noches y vestir con relativa elegancia, aunque siempre sucio y desaliñado, no podía sospechar que su estado llegase a tal extremo de necesidad. En la tertulia del Siglo muy poco o nada se sabía de sus medios de vivir.

El Vara de palo le miró con sus ojos claros que parecían de ámbar: unos ojos pasivos, de hombre acostumbrado a permanecer largas horas en la catedral sin que la más leve rebeldía de pensamiento llegase a turbar su inmovilidad beatífica.

Si tu padre viviera, no podría creer que su hijo cerraba la puerta a un infeliz que llegase a ella muriéndose y sin amparo. Manuel bajó la cabeza, y hubo un rato de silencio general. Vaya, madre dijo en fin ; haga usted cuenta que no he dicho nada. Gobiérnese a su gusto. Ya se sabe que las mujeres se salen siempre con la suya. Dolores respiró más libremente.

Si en efecto llegase a aparecer el super-hombre, en lo que como Nietzsche cree a pies juntillas el Sr. Gener, todos cuantos no alcanzásemos la super-hombría, según Nietzsche, que es poco caritativo, caeríamos en abyecta animalidad, seríamos como esclavos del super-hombre, y nuestra raza se extinguiría al cabo por inútil o por nociva.