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Di que me repugna en tus labios, y estarás en lo justo. Pero, al fin, siempre será verdad, y conviene que la reconozcas de vez en cuando. Y este fue el único tropiezo que halló la marquesa de Montálvez aquel verano en el ancho, florido y dilatado campo de sus travesuras y regocijos de buen tono.

Era aquel pollo del pelo por la frente, que poco a poco se había hecho indispensable en todas las fiestas, solemnidades, ceremonias y regocijos de la villa. Mariíta, el secretario del señor obispo me manda a decirle que Su Ilustrísima está ya dispuesto y que sale al instante para la iglesia. Bien; yo no tardaré en salir. Dejo ya la tribuna de los músicos preparada.

Pero molesta á los arrendatarios tan rigorosa guarda; echan de la viña á los nombrados por el Señor para vigilarla; sólo piensan en vivir entre regocijos y fiestas sensuales, y llaman á la Idolatría para compartir con ella la posesión de la viña, celebrando fiestas licenciosas y practicando ritos idólatras.

Si no, ¿me casaría? Ya casada, vencido el natural encogimiento que debo guardar, le demostraré mi ternura, y le haré ver que hay un tesoro de ella en mi alma, aunque escondido entre burlas y alegrías; y cuando vea el tesoro, y le goce, y conozca que es suyo, y mejor que cuanto podía él soñar, ha de conocer que no es mi corazón de corcho sino de almíbar y jalea, y se ha de poner como jalea y como almíbar, y ha de bailar y reír de gusto, declarando y confesando que se compaginan bien los regocijos con el verdadero amor, y las risas con la ventura más seria y más grave en el fondo.

A doquiera que llegaban, él se llevaba el precio y las apuestas de corredor y de saltar más que ninguno; jugaba a los bolos y a la pelota extremadamente; tiraba la barra con mucha fuerza y singular destreza; finalmente, en poco tiempo voló su fama por toda Extremadura, y no había lugar donde no se hablase de la gallarda disposición del gitano Andrés Caballero y de sus gracias y habilidades, y al par desta fama corría la de la hermosura de la Gitanilla, y no había villa, lugar ni aldea donde no los llamasen para regocijar las fiestas votivas suyas, o para otros particulares regocijos.

No acierto a ponderar el profundísimo dolor, la tristeza y el asombro que este trágico suceso produjo en el ánimo de mi buen amigo el Vizconde de Goivoformoso, que, más bien que como hombre maduro, como apasionado y vehemente mancebo había esperado y soñado en los regocijos y deleites de aquel día.

"La fiesta de mis pescadores, tan regocijada como pobre, excedió a las de los triunfos romanos: que tal vez en la llaneza y en la humildad suelen esconderse los regocijos más aventajados.

El primer síntoma de esta enfermedad era el mal humor: en este primer grado, los enfermos podían curarse como los tísicos, y al efecto siempre que alguno era atacado, se empleaban para volverle a la salud mil clase de fiestas y regocijos, en las cuales tomaba parte toda la familia.

Pues bien: todo no ha de ser malo. El contento que yo he tenido ¿no vale una pierna? ¿Qué significa un hueso roto de fácil soldadura, en comparación de las más puras satisfacciones del alma? Vengan averías de este jaez y cáigame yo, aunque sea de lo alto del acueducto, con tal que en proporción de los chichones y de las fracturas sean los gustos del espíritu y los regocijos del corazón.

Salvaron casi todo el valle caminando por una de las laderas. Á la mitad de él próximamente sintieron el lejano y débil repiqueteo del tambor. Algo más adelante percibieron un murmullo ó rumor vago y confuso que despierta siempre dulce emoción en los que asisten á esta clase de regocijos. La romería estaba cerca.