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En un cuadro que se ofreció de improviso a mis ojos vi una falange de ángeles, mil encantadoras criaturas de esas que sin más naturaleza corporal que una cabeza y dos alas, han creado los artistas para regocijar los asuntos de la pintura mística.

El señor Fermín reía en la viña, repitiendo a los trabajadores las ocurrencias graciosas del de San Dionisio. Eran bromas de acción, en las que siempre había una víctima; genialidades crueles, para regocijar a un pueblo rudo.

Si me infundes la idea de la justicia, idea lógica, perfectamente lógica, ¿por qué no me das los medios para hacerla efectiva?... Verle expirar revolcándose en su sangre; no tenerle ninguna lástima... ¡Que no vea yo esto, Dios!... ¡Que no lo vea el mundo entero... porque el mundo entero se había de regocijar...!».

Después quiso que entrásemos en el reservado del Suizo, pero yo tenía mucha prisa porque papá no retrasa por nada un minuto la hora del almuerzo y allá los dejé a la puerta. Realmente aquella tierna escena era a propósito para regocijar a todo el mundo, pero si se ha de confesar lisamente la verdad a nadie regocijó más que a la gentil narradora.

El lecho de Celinina, con la tierna persona agobiada en él por la fiebre y los dolores, no se apartaba de su imaginación. Atento á lo que pudiera contribuir á regocijar el espíritu de la niña, todas las noches, cuando regresaba á la casa, le traía algún regalito de Pascua, variando siempre de objeto y especie, pero prescindiendo siempre de toda golosina.

Un día el propio marido señala a la policía el muro donde se halla el esqueleto de su cónyuge. El hombre no podía aguantar por más tiempo su propio secreto. La variedad de los secretos es infinita. Y los que más cuesta guardar son aquellos de carácter pintoresco, aquellos cuya revelación sabemos que ha de regocijar a quienes los trasmitimos.

Al llegar la noche del octavo dia de navegacion, se advierten ya sobre la playa los primeros guijarros: esta circunstancia suele regocijar en estremo á los indios moxeños, no solamente por que ella es un anuncio de la proximidad del pais de los Yuracarees, sino tambien por la novedad que les causa la vista de un objeto enteramente desconocido para ellos; pues como ya dije, no se encuentra en la provincia de Moxos el mas mínimo pedernal; por cuya razon siendo los guijarros un verdadero hallazgo, los recogen, sea para sacar fuego, sea por mera curiosidad, con la misma importancia con que recogerian piedras preciosas.

A doquiera que llegaban, él se llevaba el precio y las apuestas de corredor y de saltar más que ninguno; jugaba a los bolos y a la pelota extremadamente; tiraba la barra con mucha fuerza y singular destreza; finalmente, en poco tiempo voló su fama por toda Extremadura, y no había lugar donde no se hablase de la gallarda disposición del gitano Andrés Caballero y de sus gracias y habilidades, y al par desta fama corría la de la hermosura de la Gitanilla, y no había villa, lugar ni aldea donde no los llamasen para regocijar las fiestas votivas suyas, o para otros particulares regocijos.

Estando en esto, para acabar de regocijar la fiesta y dar buen fin a la comida, veis aquí donde entró por la sala el paje que llevó las cartas y presentes a Teresa Panza, mujer del gobernador Sancho Panza, de cuya llegada recibieron gran contento los duques, deseosos de saber lo que le había sucedido en su viaje; y, preguntándoselo, respondió el paje que no lo podía decir tan en público ni con breves palabras: que sus excelencias fuesen servidos de dejarlo para a solas, y que entretanto se entretuviesen con aquellas cartas.

Caballero le replicó el anciano Gerif , seáis el bienvenido; y puesto que nos honramos con vuestra persona, bien os podéis regocijar en este concurso cuanto cumpla al gusto vuestro, pues el valor de vuestra persona nos paga colmadamente favor tan corto.