United States or Aruba ? Vote for the TOP Country of the Week !


Figúrate si tendrá curiosidad quien nunca ha visto... pero no creas... como tiene tanto entendimiento y una imaginación que, según parece, le ha anticipado ciertas ideas que no poseen comúnmente los ciegos, desde el primer instante supo distinguir las cosas feas de las bonitas. Un pedazo de lacre encarnado le agradó mucho y un pedazo de carbón le pareció horrible.

Parece un ramo de rosa y blanco. Nadie imaginaría que pudiera haber otras tan bonitas. No me sorprendería que un día llegara a ser la señora de Cass, al fin y al cabo. Ninguna joven sería más digna de eso, porque sería una linda pareja. No podéis tener nada que observar a la figura del señor Godfrey, os apuesto dos peniques, en verdad.

No lejos de estos, un grupo de empleados en la Contaduría central se ocupaba con gran calor de pozos artesianos, y dos jueces de primera instancia, unidos a un actor retirado, a un empresario de caballos para la Plaza de Toros y a un oficial de la Armada, discutían si eran más bonitas las mujeres con polisón o sin él.

Las cursis, si eran bonitas ya no parecían cursis; ya no se pensaba en la reina del baile, en el mejor traje, en las joyas más ricas; la juventud buscaba a la juventud, algo de amor volaba por allí; ya había miradas de fuego, sonrisas perezosas que presentían imposibles, celos dramáticos que daban al conjunto un tono de grandeza.

Un botánico atacado del delirio de las clasificaciones no hubiera coleccionado con tanto afán como ella todas las flores bonitas que le salían al paso, dándole la bienvenida desde el suelo con sus carillas de fiesta. Con lo recolectado en media hora adornó todos los ojales de la americana de su primo, los cabellos de la Nela, y por último, sus propios cabellos.

Es el Sr. de Argüelles. ¡Buen pájaro está! ¡Pues bonitas cosas está oyendo la niña! dijo D. Paco en voz más alta que la que a la respetabilidad del sitio correspondía . Tratar de abolir las jurisdicciones, los señoríos, los fueros, el tormento y el derecho de poner la horca a la entrada del pueblo, y de nombrar jueces; quieren quitar las prestaciones y demás sabias prácticas en que consiste la grandeza de estos reinos.

La campana seguía llamándolas con su tañer monótono, y todas entraban como manada al redil: feas, bonitas, ricas, miserables, virtuosas, perdidas, santas, pecadoras, madres, cortesanas, vestales del hogar o sacerdotisas del amor, todas, codeándose, juntas, desaparecían sorbidas por la puerta de la iglesia, levantando al entrar un cortinón más pesado que una losa y dejando entrever rápidamente una atmósfera cargada, sucia, humosa y salpicada por el resplandor amarillo de las velas.

Me pareció que tomaban a prodigalidad que gastara yo corbatas bonitas, como si eso me hiciera merecedor de castigo. Lo de que rondaba yo la casa de Gabriela Fernández me hizo reir. Todos lo decían en Villaverde, pero no era verdad. Me gustaba la rubia, a qué negarlo, pero nada más; mi corazón era de Angelina. Pues bien, continuó Porras y ¿qué tiene eso de extraño?

No tenía Doña Paca habitación para él, y aun acomodarle en el pasillo habría sido difícil, por estar lleno de plantas tropicales y alpestres; además, no era pertinente ni decoroso que un señor reputado por elegante y algo calavera, viviese en compañía de cuatro mujeres solas, tres de las cuales eran jóvenes y bonitas.

Si hablaba así, no era por ella, sino por las niñas, dos hijas suyas, muy monas, por cierto. Las niñas estaban comenzando su carrera teatral, y apenas si ponían en la compañía algo más que sus caras bonitas; pero la madre, entre bastidores, ponía el énfasis. ¡Pobrecitas! decía la buena señora . Hay una que habla algo; pero la otra no dice ni una palabra.