United States or Caribbean Netherlands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Con esta cuestión de la inmortalidad, era con la que abría don Pompeyo brecha en el alcázar de la fe de los socios, pero siempre concluían por cerrar aquella brecha con las salvedades de rúbrica. «Por supuesto. Dios sobre todo.... Doctores tiene la Iglesia...». Y en último caso, don Pompeyo ya les iba aburriendo con sus teologías. Le dejaban solo. Los tresillistas se quejaron a la junta.

Pero la verdad, ¡la historia!, ¡la historia! La historia no sabía lo que era ser padre. «Ni yo tampoco. Cuando tenga al muchacho junto a , en una cuna, no estaré pensando en San José ni en todas esas teologías...». En aquel instante se le ocurrió esto: «El niño debiera llamarse Pedro, como mi padre».

Eso es imposible. Yo no creo que entrar monja sea morir, sino seguir la mejor vida. Ya he dicho que no discuto, ni trato de teologías con V. Concedo, pues, que la vida del claustro es la mejor vida; pero es cuando hay vocación para seguirla; cuando no se va al claustro desesperada, casi loca, llena de desatinados terrores. Vuelvo á repetir á V. que me deje, Sr. D. Fadrique. ¿Para qué hablar?

Soñando estoy con las agradables veladas que vamos á pasar en el invierno, jugando á la malilla y al tute, disputando sobre nuestras no muy concordes teologías, y refiriendo yo á V. mis aventuras en el Perú, en la India y en otras apartadas regiones.

«¡Chitón! ¡silenciogritaban desde dentro los del tresillo; y don Pompeyo bajaba la voz, y el corro se alejaba de los tresillistas, lleno de respeto, obedientes todos, convencidos de que aquello del juego era cosa mucho más seria que las teologías de don Pompeyo, más práctica, más respetable.

Esta santidad mentida fue, sin duda, el señuelo de que te valiste. Con tus teologías y tiquis-miquis celestiales, has sido como el pícaro y desalmado cazador que atrae con el silbato a los zorzales bobalicones para que se ahorquen en la percha. Antoñona contestó D. Luis , déjame en paz. Por Dios, no me atormentes. Yo soy un malvado: lo confieso. No debí mirar a tu ama.

Yo admiro mucho al Dante; pero no puedo menos de creer que sólo están indicadas en su poema las teologías y las filosofías que con mayor amplitud, claridad, fundamento y orden pueden estudiarse en San Anselmo, San Bernardo, Pedro Lombardo, San Buenaventura, Santo Tomás de Aquino y otros doctores de la Edad Media.

Otras varias consideraciones añadió, y entre ellas más de una frase aguda de doble intención que supo a cuerno quemado al nuevo coadjutor. Vaya, adiós, D. Narciso, y dispénseme si no he podido comprender bien su caritativa intención. Soy una ruin mujer y no entiendo de teologías. El P. Narciso quedó sonriendo como el conejo. Viendo cerrada esta vía, entró resueltamente por otra no menos tortuosa.

Adoro su imaginación, que infunde a muchos de sus actos cierto carácter poético; su amor a lo maravilloso, su religiosidad extremada de marinero metido en teologías, que le hace decir cosas heréticas sin saberlo y le impulsa a escoger libros religiosos poco aceptados... Admiro su coraje, su tenacidad para realizar un ensueño.

Cuando Zorraquín oyó el piafar de los caballos, no supo lo que por pasaba y un sudor se le iba y otro se le venía, mientras D. Carlos Garrote, charla que charla, no se contentaba con hablar de y de su conciencia, sino que se entraba en ciertos laberintos de teologías.