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Otras novelas y libros caballerescos son también el fundamento de los dramas siguientes: Los hijos de la fortuna, Teagenes y Clariclea. De la célebre novela de Heliodoro , que Cervantes tuvo ya á la vista al escribir su Persiles. De los muchos hechos extraños, en parte, y en parte agradables é interesantes, que componen esa novela, sólo se aprovechan los más notables.

Pero su alma permanecía serena en medio de sus tentativas viciosas: las mismas con quienes pasó ratos agradables le repugnaban después, y como las viera venir por la calle, les huía el bulto.

Sabía esconder su astuta malicia bajo apariencias agradables; a los diez y seis años engañaba a sus madres como si fueran niñas; traía falsos certificados de exámenes; estudiaba por apuntes de los compañeros, porque vendía los libros que se le habían comprado.

Risa inextinguible le causaban los que sostienen que se ignora el origen de estas ideas. Lo ignorarían ellos. Moreno y él sabían perfectamente a qué atenerse. Eran sensaciones, nada más que sensaciones, agradables o desagradables, como las que produce la humedad, el calor o la fetidez de las alcantarillas.

Unos cuantos besos en la mano, cuatro palabras agradables; algunas bromas crueles de camarada que tiene conciencia de su superioridad... todo esto había conseguido después de muchos meses de asidua corte, de resistir a su madre, viviendo en su casa como un extraño, sin cariño y bajo miradas de indignación; de entregarse por entero a la maledicencia de los enemigos que le suponían liado con la artista y hacían aspavientos en nombre de la moral.

La rapidez de la acción, la viveza y variedad de la exposición dramática de las comedias de este poeta, merecen especial alabanza. En la imposibilidad de descender á más detalles para demostrarlo, nos contentaremos con añadir algunas indicaciones. El Príncipe viñador sobresale por sus agradables pinturas pastoriles.

SITA. ¡En efecto...! Y debo tener un aire muy torpe, ¿verdad? LA ENFERMERA. Es la primera impresión que se experimenta. Luego se acostumbra una... Estas damas son muy agradables... LA ENFERMERA. ¡Bah...! ¡Cuando las conozca usted...! Se han puesto una cofia para chismorrear más a gusto. SITA. ¿Hay aquí chismes? LA ENFERMERA. ¡Desdichada...! ¡Está usted en Villachismosa...! SITA. ¡Es horrible...!

Pero me inclino a sospechar que eres un majadero, y que no entiendes ni entenderás jamás estas cosas. EUMORFO. No te sulfures, maestro. Si yo no entiendo esas cosas, entiendo otras más fáciles y agradables de entender. Asclepigenia tendrá quizá su Demiurgo y su Paradigma misteriosos que entiendes y posees; pero sus cielos, sus planetas y sus estrellas, son míos desde hace algunos meses.

El tal castellano-nuevo, sencillo, honradote, pero con ciertas puntas de malicia epigramática que distinguen mucho al español casi en todas las provincias, me hizo no solo tolerables sino agradables las tres horas del trayecto, siguiendo una hermosa pero inútil carretera que costea las eminencias y ásperas lomas de la falda oriental de la Sierra.

Y se sentaba en el umbral de la puerta del comedor, viendo barrer el patio a la india, admirando la limpieza y el orden que allí reinaban, mucho más agradables que el lujo y la farsa de Esteven; el pequeño jardín daba gloria verle, tan verdecito y tan cuidado. ¡Hola! ya estás aquí decía en esto la voz simpática de misia Casilda.