United States or Turkey ? Vote for the TOP Country of the Week !


La chiquillería asomábase con ávidos ojos, y corría después a dar cuenta a sus madres de este banquete de reyes: Mi dai: en casa del Mochuelo toman callardó. Dicen que han hecho un buen chambo. Y las madres suspiraban con envidia. ¡Qué suerte la de algunas gentes! En otras casas sonaban gritos desesperados, estrépito de lucha, golpes en las paredes.

Asomábase uno de a ocho tostado, y con aquel resuello del horno tropezóme en las narices, y al instante me quedé del modo que andaba como el perro perdiguero con el aliento de la caza, puestos en él los ojos. Le miré con tanto ahínco que se secó el pastel como un aojado. Allí es de contemplar las trazas que yo daba para hurtarle; resolvíame otra vez a pagarlo. En esto me dio la una.

Un recuerdo de los primeros años de su juventud, de su época de estudiante, iniciábase débilmente, y crecía y crecía hasta tomar el relieve de la realidad. Veíase subiendo una escalerilla de la Escuela de San Carlos, con un compañero de hospedaje, estudiante de Medicina, que iba a recoger unos objetos en el laboratorio. Isidro asomábase a una ventana.

El padre fumaba su pipa de tabaco de pota; la madre, en un rincón, tejía cestos de junco; el Capellanet asomábase fuera de la casa, bajo el amplio porche, en el cual iban reuniéndose silenciosos los atlots cortejadores. Los había que estaban allí desde una hora antes, por ser vecinos; los había que llegaban polvorientos o manchados de barro, después de caminar dos leguas.

Cuando la docena de perros, bien contada, que tenía el cortijo de Matanzuela, galgos, mastines y podencos, olfateaban a medio día el regreso del aperador, saludaban con fieros aullidos y tirones de cadena el trote de la jaca, y avisado por estas señales el tío Antonio, conocido por el apodo de Zarandilla, asomábase al portalón para recibir a Rafael.

Asomábase al club de los Cuarenta y cinco para ver si estaba en él su apoderado: una sociedad aristocrática, de número fijo, según indicaba su título, en la que sólo se hablaba de toros y caballos. Estaba compuesta de ricos aficionados y ganaderos, figurando en lugar preeminente, como un oráculo, el marqués de Moraima.

Algunas mañanas asomábase a la capilla Mozárabe, siguiendo atentamente la anticuada liturgia de los sacerdotes adscritos a ella, fieles guardadores del culto católico de la Edad Media. En las paredes estaban representadas, con vivos colores, las escenas de la conquista de Orán por el gran cardenal Cisneros.

Evitaba bajar por la noche a Can Mallorquí, temeroso de estorbar con su presencia las conversaciones de la familia acerca de los pretendientes de Margalida. En las noches de festeig experimentaba mayor desazón; y sin explicarse el motivo, asomábase a la puerta de la torre, mirando ávidamente hacia la alquería.

Y mientras tanto el cielo, llorando incesantemente por sus innumerables ojos; el río hinchándose de rugiente cólera, lamiendo con sus lenguas rojas la entrada de las calles bajas, asomábase a los huertos de las orillas y penetraba por entre los naranjos, después de abrir agujeros en los setos y en las tapias. La única preocupación era si llovería al mismo tiempo en las montañas de Cuenca.