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Llegó hasta sus oídos el repiqueteo de una campanilla, el rumor de la gente al arrodillarse o al ponerse de pie, y una voz conocida, la voz del tío Ventolera, lanzando en tono cantable las respuestas de la misa con el estridor de su boca sin dientes. La gente aceptaba sin reírse estas ingerencias de su locura senil.

Al ver su gesto desalentado, Alicia continuó hablando. No le asustaba vivir con él por lo que pudieran decir las gentes. Era cierto que tenía un marido, y dominado ahora por un amor senil, iba á negarse á aceptar el divorcio. ¡Pero el caso que ella podía hacer de este obstáculo y de los comentarios de su mundo!... Mayores audacias contaba en su historia.

Juraba no volver más; empleaba una larga noche de insomnio en maldecir al autor de su suplicio, y al día siguiente corría a casa de su verdugo con una impaciencia senil. Toda su inteligencia, toda su voluntad, todos sus vicios se habían absorbido y confundido en aquella pasión única. No era ya ni marido, ni padre, ni hombre, ni caballero; era sencillamente el juguete de la señora Chermidy.

» Bien lo ; precisamente por eso me desespero. Ya que tu padre posee una gran inteligencia y una sutil penetración que le permite leer a fondo en lo más recóndito de nuestra naturaleza, bien podría tener igual privilegio respecto a nuestra mente y no caer en esa cargante manía senil, propia de todo anciano, de querer imponerse a los jóvenes a toda costa.

¿De qué sirve que asombre tu exuberante suelo, produciendo sabrosos frutos y frutos mil, si al fin cuanto cobija tu esplendoroso cielo el hispano declara que es suyo y sin recelo su derecho proclama con insolencia vil? Mas el silencio acaba y la senil paciencia, que la hora ya ha sonada de combatir por ti.

Delataba con su malicia senil un pasado de luchas en la huerta, de emboscadas y astucias, un completo desprecio por la vida de sus semejantes. El maestro, temeroso de que esto quebrantase la moral de su gente, cambiaba el curso de la conversación hablando de Francia, el gran recuerdo del tío Tomba. Era tema para muchas horas. Conocía aquel país como si hubiese nacido en él.

La más desaforada piruja, la que, abusando de la lascivia senil y fomentándola con maña diabólica, llega a apoderarse del corazón y de las riquezas de un viejo chocho, ya suele mostrarse generosa para hacerse perdonar sus bellaquerías, aun sin tener el menor resquicio de bondad en su alma, ya para serenar su conciencia echa en la balanza de sus acciones alguna buena que sirva de contrapeso a las malas.

Pero el tío Ventolera, con su inconsciencia senil, convencido de la importancia de todo lo suyo, había ya empezado su historia, y Jaime, vuelto de espaldas, echaba el cuerpo fuera de la borda, mirando las profundidades del mar, para no oír una vez más lo que sabía de memoria.

Observaba ella que tales exageraciones de cariño se avenían mal con la esperanza de remedio, y que cuando esta llevaba la ventaja sobre el desánimo, el niño senil, llorón y soboncito recobraba las condiciones viriles de su carácter real. Por de contado, aquello de serás la señora de la casa y yo el esclavo resultó ser jarabe de pico, mimitos de enfermo impertinente.

Pero usted.... ¿qué autoridad tiene aquí?... ¿quién le mete?... y la cabeza iracunda de Miranda tenía un temblor senil.... Váyase usted gritó con renovado furor, o buscaré un arma . Los ojos inyectados del marido recorrieron la estancia, hasta tropezar con el cadáver, que conservaba ante aquella escena su vaga sonrisa fúnebre.