United States or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !


D.ª Teodora había cambiado de sitio ya varias veces: corriose hacia adelante, se fue después hacia un lado; todo inútilmente. Donde quiera que iba, sentía los pies de Osuna entre las enaguas. Y al sentirlos, una ola de rubor encendía sus frescas mejillas, se estremecía como una zagala de catorce años. En ninguna mujer se conservó nunca más delicado y vidrioso el pudor virginal. Algunas conversaciones, hoy corrientes, la ofendían: no se podía aludir en su presencia ni directa ni indirectamente a ciertos asuntos escabrosos. No decía nada, porque era la prudencia personificada y de tímido natural; pero se la veía ruborizada, inquieta, con ganas de retirarse. Tan limpia y tan pulcra era de cuerpo como de alma. Le gustaba vestir con elegancia y cuidaba con refinamientos, no usados en Peñascosa, de su persona. Los que la conocieron de niña, decían que no había sido bonita, sino pasable, y que ahora, con sus cabellos blancos, sus carnes frescas y mejillas sonrosadas, estaba más guapa que nunca, ¿Por qué se había quedado soltera D.ª Teodora, poseyendo una figura agradable y un regular caudal? Se decía que sostuvo amores muy finos y románticos con un teniente de Arapiles que pereció en la acción de Ramales. La víspera de la batalla se había despedido de ella, por medio de una carta escrita sobre un tambor: el corazón le decía que al día siguiente «una bala traidora cortaría el hilo de su existencia, pero que moriría con el nombre de Teodora en los labios

La ribera izquierda del Guaporé, cerca del Fuerte de Beira, se compone de terrenos bajos inundados en tiempo de crecientes, ó de retazos de terreno guaraniano con sus pepitas de hidrato de hierro: la ribera derecha, por el contrario, se va levantando en colinas hácia la serranía formada por uno de los ramales del Diamantino, la cual serranía, dirigiéndose en paralelo con la corriente del rio Iténes hácia el oestenorueste y estesudeste, continúa hasta un punto bastante apartado en medio de las selvas, donde viene á determinar las cachuelas y las cascadas del rio de Madeiras.

Caminos son éstos que, atravesando el Perú y distribuyendo ramales donde la poblacion era posible, llegaban hasta Chile por la quebrada de Uspallata, hasta donde los he seguido en un centenar de leguas, rectos como el trazado de una línea férrea en la pampa horizontal. Hasta ahora no se han señalado discos de cobre, como el figurado mas adelante, ni en Bolivia ni en el Perú.

Visité de paso las bellas comarcas de Valle Grande, donde terminan los últimos ramales de la cordillera oriental, y bajé luego hácia el Rio Grande, que recibe todas las aguas de las provincias de Cochabamba, Mizqué, Arque, Chayanta, y de una parte de las de la Laguna y de Yamparaes en los departamentos de Cochabamba, de Potosí y de Chuquisaca.

Y, corriendo a la cómoda, abrió un cajón y sacó de él unas disciplinas, unas verdaderas disciplinas, con su mango torneado de madera y sus ramales de cuero. Después, toda agitada y nerviosa, con las mejillas encendidas, fuese a Genoveva y se las puso en la mano.

Forma el septentrional el Guadalmez, que baja desde los cerros de Fuencaliente hasta entrar en el rio Zuja faldeando uno de los principales ramales de la gran cordillera; y el occidental el mismo Zuja y el Rembezar, que naciendo en las dos vertientes opuestas de una montaña, corren el uno al norte y el otro al mediodia, aquel al Guadiana, este al Guadalquivir.

Y sobre esto, los criados siempre en danza, a casa del sastre, del camisero, a llevar cartas y recados a la calle de Ramales. Era el mismo Evangelio lo que la buena señora alegaba. Los tirabuzones sujetos a su frente lo corroboraban con vivos movimientos de trepidación. Mario cometía estos desórdenes y otros más.

Un alegre cascabeleo dominaba los ruidos de la plaza y las voces enérgicas del postillón en traje de la huerta, que gritaba «¡arre! ¡arremanejando con rara maestría una docena de ramales. Las rocas, una tras otra, fueron desfilando por la plaza, produciendo cada una de ellas una verdadera revolución.

Trece meses dura la construccion de la soberbia torre, toda de piedra franca y mortero, y de tan singular artificio por dentro, que conteniendo dos ramales de escaleras en una sola caja, pueden las gentes subir por uno y otro sin verse hasta llegar arriba. Ciento siete peldaños tiene cada ramal.

Por último, de la gran cadena con que Sierra-Morena divide por medio el pentágono de la parte montuosa de Córdoba, se desprenden y caen al mediodia como hileras de gigantes curiosos de mirarse en la corriente del sacro Bétis, tres principales ramales; dos de ellos mueren en la ribera, y el tercero en las altas llanuras donde descuellan las ruinas del castillo de Albacar.