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Y al pié de esas barracas que dan amparo á una vida de transicion, que se acerca mas á la barbarie todavía que al progreso, se levantaban la chimenea, el pabellon y los mástiles y costados pintorescos del vapor Bogotá para protestar contra la barbarie, y probar que aún en medio de las soledades y del misterio sublime de una naturaleza imponderable por su fuerza, el hombre va á fundar su soberanía universal, haciendo triunfar en todas partes la fuerza del espíritu sobre el poder de la materia. ¡Qué bien contrastaban en el puerto de Conejo la chimenea del vapor, soltando sus bocanadas de humo espeso y arrebatado por al viento de las selvas, con el mástil delgado, altísimo y secular del cocotero, en cuya cima se columpiaba al soplo de ese mismo viento el pabellón de palmas ensortijadas y flexibles.

Así fué que, lloviendo sobre ella apóstoles de la flamante doctrina, comenzó á reblandecerse al son de tantos himnos y jaculatorias, y acabó por quedar encantada sin saber de qué, como el hombre de las selvas al oir las melodías de una flauta.

Después las serranías desaparecen, las selvas forman horizonte, y el ojo del viajero, fatigado y triste, no ve mas que el desierto interminable.

Como recuerdo de su vida en las selvas, llevó á Buenos Aires cuatro cocodrilos del gran río Paraguay, llamados yacarés con el caparazón relleno de paja, y una serpiente boa de varios metros de lorgitud, cuyo vientre había sido atiborrado de hierbas por los disectores indígenas.

En aquellas inmensas selvas, pobladas por las aves más espléndidas de la creación, viven también salvajes cruelísimos y sanguinarios, enemigos de los extranjeros.

Dime, valeroso joven, que Dios prospere tus ansias, si te criaste en la Libia, o en las montañas de Jaca; si sierpes te dieron leche; si, a dicha, fueron tus amas la aspereza de las selvas y el horror de las montañas. Muy bien puede Dulcinea, doncella rolliza y sana, preciarse de que ha rendido a una tigre y fiera brava.

De noche, las dos hileras de faroles colocadas a entrambos lados de la carretera, ofrecen una perspectiva muy bella: son dos cintas paralelas y luminosas que van a perderse en un fondo oscuro, donde una imaginación viva puede forjar, selvas dilatadas, abismos inmensurables o un desierto poblado de monstruos.

Pero la familia del boga, que vive de pescado, en el sopor, la inercia y la corrupcion, no podrá regenerarse sino despues de muchos años de un trabajo civilizador, ejercido por la agricultura y el comercio invadiendo todas las selvas y las soledades del bajo Magdalena.

Mas, si al fin, padre Apolo, exhaustas nuestras fuerzas, no esplende en las alturas el libertario Sol, suelta las rojas bridas de tus salvajes potros y que troten furiosos con épico fragor. Que salga de su cauce el indómito Agno, donde quemó sus naves últimas Limahóng; que estremezca el tamarao los llanos y las selvas y revienten sus cráteres el Taal y el Mayón. Octubre, 1910.

Así se hinchan todas las cosas por aquí. Por las lomas que rodean los pueblos de Songo y La Maya, hay una clase de negros que solo pueden compararse con los que hacen la vida primitiva en medio de las espesuras de las selvas africanas.