United States or Bulgaria ? Vote for the TOP Country of the Week !


Brillante se moría de una enfermedad extraña, de un nombre raro que Nelet no podía recordar; pero lo cierto era que estaba ya en la agonía. Y el pobre caballo, como si quisiera afirmar las palabras de su amigo o reconociese a sus amas, levantaba la pesada cabeza, lanzando su estertor angustioso. Aquello partía el corazón a las tres mujeres. ¡Brillante! ¡Pobrecito Brillante...!

Vas a responder con sinceridad a lo que te pregunte: vas a declararme la verdad desnuda: no como si respondieses a tu hermano, sino como si respondieses a tu propia conciencia; como si estuvieses ante el tribunal del Eterno y fuese El quien te interrogase. Pregunta. No receles. No manchará mis labios la mentira. ¿Amas a Braulio? Con todo mi corazón. Braulio es feo y hermosa.

Vives engañado; dices que me amas, y no mientes, no, porque eres incapaz de mentir.... Dices que me amas, y, ciertamente, tu corazón es mío, y a toda hora piensas en . Pero no es Linilla, la pobre Linilla, la huérfana recogida en un mesón por un sacerdote caritativo, la niña infeliz fruto de amores que el cielo no bendijo, la que será tu esposa. Te conozco, Rorró.

amas a esa mujer, la echas de menos, la escribes, ansias el momento de volver a verla, y todas las horas de mi vida son otros tantos robos que cometo... Durante dos días, su mal pareció agravarse en aquella habitación del hotel y todos creyeron que moriría sobre las ruinas de Pompeya. No obstante, pudo levantarse en la primera semana de abril.

Acabo de hacerte la mitad de mi confesión, querida madre y súbitamente la joven se ruborizó, aquí está la otra: amo a Juan. La señora Aubry levantó suavemente la cara de su hija, apoyada siempre en su pecho, y mirándola, con tono grave le dijo: ¿Amas a Juan? ¿Estás bien segura? No vayas a equivocarte esta vez. ¡Sufriría tanto ése!...

A qué pensar en la infeliz muchacha a quien tanto amas, porque me amas, ¡, me amas con toda tu alma!... ¿A qué pensar en esta huérfana que no puede satisfacer tus ambiciones, ni corresponder a ese porvenir con que sueñas a todas horas? Rorró: no olvides lo que te digo hoy, en vísperas de separarme de : me olvidarás, y acaso muy pronto; ¡yo no te olvidaré!

Pero, repítelo, quiero oírlo de tus labios. que me amas. Y Pepita, mirándole por primera vez en los ojos, dijo con cierta gravedad, como poniendo en sus palabras el peso de un juramento solemne: , te quiero: te amo, Fernando.

El pobre anciano me dirigía miradas tristísimas, tenía húmedos los ojos, y le temblaba la voz. Traté de consolarle, y él me interrumpió: ¡ que has de decir! Me quieres, me amas, me respetas, y deseas consolarme. ¡Gracias, hijo mío! ¡Gracias! ¡Resígnate con la voluntad de Dios! El vela por sus criaturas.

Ella, con poca vergüenza y mucha desenvoltura, le respondió que pasaban; porque es cosa ya cierta que los descuidos de las señoras quitan la vergüenza a las criadas, las cuales, cuando ven a las amas echar traspiés, no se les da nada a ellas de cojear, ni de que lo sepan.

El dolor y la desgracia la habían hecho temerosa. Muchas veces me dijo: «Rodolfo: nuestros amores no serán dichosos. Nací condenada al infortunio; nací condenada a padecer, y cuanto es para felicidad y ventura perece y se malogra.... ¿Me amas? ; pues dejarás de amarme. ¿Te amo?