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Educada con esa libertad de las americanas del Norte, que, en ella, lejos de degenerar en desvergüenza, era una tranquila conciencia de su fuerza, Eva se destacaba absolutamente en aquella sociedad cosmopolita en la que las antiguas familias romanas, lánguidas y agotadas, tratan de regenerarse al contacto de los jóvenes bárbaros, como Tiberio en Caprea, con esos baños de sangre impotentes para renovar la de sus venas.

Pero la familia del boga, que vive de pescado, en el sopor, la inercia y la corrupcion, no podrá regenerarse sino despues de muchos años de un trabajo civilizador, ejercido por la agricultura y el comercio invadiendo todas las selvas y las soledades del bajo Magdalena.

Los castellanos son un pueblo ahogado entre ondas interminables de cereales. Allí la naturaleza vive sin sonreir, y el hombre vegeta durmiendo ú bostezando. La riqueza de ese pais, esencialmente agrícola, es inapreciable. Solo le faltan los medios y la libertad para dar salida á sus productos y regenerarse por el cambio. El dia que los obtenga, la Vieja Castilla podrá ser un emporio.

En ninguno de los dos casos, yo, como optimista, veo el mal sin remedio. Una nación, lo mismo que un individuo, aunque esté decaída y degradada, puede corregirse, hacer penitencia, sufrir la dura disciplina del infortunio, regenerarse al cabo y volver á ser grande; pero esta transformación dichosa será muy lenta y tardía.

Una lengua que voluntariamente se pone al servicio de los muertos, de las causas perdidas, no puede ménos que sucumbir, como instrumento literario, corriendo la suerte del latin, porque toda lengua, siendo el instrumento de las ideas, no puede regenerarse si no representa tendencias é intereses de regeneracion.

Si fuera, no iría, era una suposición... si fuera y les sorprendiera en el comedor, ¡qué alegría! allí mismo se echaba a las plantas del padre, prometiendo regenerarse, ser bueno, ser trabajador, y tiíta Silda, mostrándole, muy risueña, el pagaré de don Raimundo, le decía: Aquí lo tienes, pero, ¡cuidadito en adelante! Y el cobarde instinto de conservación, le quemaba las orejas.

Hoy ella trata de regenerarse, sea entrando en las comuniones cristianas, sea modificando el judaismo en el sentido del libre exámen y el progreso.

Esta mujer, con el auxilio de la religión, puede regenerarse y llegar á ser una santa; pero de quien niega á Dios ó le aborrece, del empedernido de toda la vida, ¿qué esperanza es lícito concebir? Clarita y D. Valentín se compungieron y amilanaron con el sermón de Doña Blanca, y nada supieron contestarle.