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17 Esto os mando: Que os ameis los unos a los otros. 18 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me aborreció antes que a vosotros. 19 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo que es suyo; mas porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso os aborrece el mundo. 20 Acordaos de la palabra que yo os he dicho: No es el siervo mayor que su señor.
Un malandrin, respondió el abate, que gana la vida hablando mal de todas las composiciones dramáticas y de todos los libros que salen; que aborrece á todo aquel que es aplaudido, como aborrecen los eunucos á los que gozan; una sierpe de la literatura, que vive de ponzoña y cieno; un folletista. ¿Qué llama vm. folletista? dixo Candido.
27 Alborota su casa el codicioso; mas el que aborrece las dádivas vivirá. 28 El corazón del justo piensa para responder; mas la boca de los impíos derrama malas cosas. 29 Lejos está el SE
1 El que ama el castigo ama la sabiduría; mas el que aborrece la reprensión, es carnal. 2 El bueno alcanzará favor del SE
Y tales cosas dijo Currita, y tales protestas hizo, y con tal acento las pronunció, que el mismo Butrón con ser tan ducho, se quedó perplejo, y entre las afirmaciones contrarias de aquellas dos condesas igualmente tramposas, sólo sacó en claro una nueva confirmación de aquel principio práctico que de toda la vida había profesado: la mujer aborrece a la serpiente por celos y envidias del oficio.
¡Y ya me las pagará! Pero usted, le aborrece por aquello de «¿quién es tu enemigo? El de tu oficio». Usted vende objetos del culto: cálices, patenas, vinajeras, lámparas, sagrarios, casullas, cera y hasta hostias.... Sí, señor; y a mucha honra señor Arcipreste. Hombre, eso ya lo sé; pero usted, vende eso y.... ¡Hola! ¡hola! interrumpió Foja . ¡Preciosa confesión! ¡Dato precioso!
19 Nosotros lo amamos a él, porque él primero nos amó. 20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su Hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su Hermano al cual ha visto, ¿cómo puede amar a Dios que no ha visto? 21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: Que el que ama a Dios, ame también a su Hermano.
Los rasgos más ostensibles de su carácter son la acometividad, la rebelión, el odio; pero «el odio como dice Rodenbach, sólo acredita un exceso de amor». Aborrece á los poderosos porque el sufrimiento de los débiles acongoja su corazón.
27 El que cavare sima, caerá en ella; y el que revuelva la piedra, a él volverá. 28 La falsa lengua aborrece al que atormenta; y la boca lisonjera hace resbaladero. 1 No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día. 2 Alábete el extraño, y no tu boca; el ajeno, y no tus labios. 3 Pesada es la piedra, y la arena pesa; mas la ira del loco es más pesada que ambas cosas.
Ya he escrito en otras ocasiones que Pereda aborrece de muerte los idilios y las fingidas Arcadias, y tiene horror instintivo a los idealismos falsos, optimistas, bonachones y empalagosos; pero esto no quita que haya en sus cuadros idealidad y pureza, toda la que en sí tienen las costumbres rústicas.
Palabra del Dia