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El hombre á quien se ha amputado la mano, experimenta el dolor como si la conservase; y esto ¿por qué? porque con la repeticion de actos ha formado el hábito de referir la impresion cerebral al punto donde terminan los nervios que se la transmiten. Luego no hay una relacion necesaria entre el tacto y el objeto: y este sentido puede sufrir ilusiones como los demás.

No fuera prudente sostener que en este admirable retrato, aunque todavía a trechos algo duro y seco, acabe la primer manera del pintor; porque ni en lo general las formas artísticas, ni en lo particular los estilos personales empiezan ni terminan bruscamente sino por gradación; pero se puede afirmar la superioridad indiscutible del cuadro con relación a cuanto hasta entonces había pintado Velázquez, a lo menos de lo que se conserva.

Habiendo de mencionar ahora las obras ejecutadas en el siglo XVII y primera mitad del XVIII en que terminan las fundaciones hechas en nuestra catedral, diremos antes en pocas palabras el carácter de la arquitectura en este período. Aquella severa grandiosidad, aquel purismo clásico que distinguia las construcciones de los restauradores de la arquitectura greco-romana, y que tanto agradaron durante el reinado de Felipe II y la mayor parte del de Felipe III, empezaron á abandonarse desde los primeros años del siglo XVII. Comenzaba desgraciadamente para España la época de su gran decadencia en política, en armas, en letras: ¿cómo no habia de languidecer un arte como la arquitectura que necesita mas que otro alguno para desarrollarse, la juventud, la energía y la vida de la inteligencia? Cuando declinan las ideas decaen necesariamente las formas: así el que quiera estudiar

Pero acaba la funcion, la inmensa multitud se dispersa, el circo queda desierto y, como por encanto, la cordialidad se restablece y los antagonismos terminan, sin que las disputas hayan tenido consecuencia alguna, sin que un bofeton ó una injuria de las que no pertenecen al vocabulario convencional del anfiteatro, haya producido realmente una sola querella. ¡Singular elasticidad de carácter que prueba todo el fondo de poética admiracion por lo fuerte, varonil y heróico, que hay en el entusiasmo de los Españoles por la tauromáquia!

La mayor parte de los vocablos, que componen este idioma acentuado, terminan en vocales, y los muy contados que se apartan de la regla general, acaban en t, m, s, y en la ch francesa: la j española es poco empleada, y casi siempre toma el sonido compuesto de las letras que la acompañan, como jna, jle, etc.; la u nasal es rara, la f y la x son absolutamente estrangeras; tambien se encuentra la e muda de los Franceses, pero poquísimas veces.

Allí están embutidas las piedras por toda la circunferencia interior como los granos de una granada, pero dejando hueco en el centro, hacia donde todas terminan en punta con varias superficies, tan iguales que parece que con arte han sido colocadas y labradas.

Y para llegar hasta ella, el héroe no había tenido que combatir el obstáculo del fuego, que se salva con sólo un impulso de coraje... Su firmeza y su paciencia habían sido tan grandes como su valor ante los océanos que desalientan por su inmensidad; las montañas que crecen y se repiten así como se va avanzando por sus rugosidades; los bosques obscuros y laberínticos, en los que se pierden la luz del sol y las huellas de los pasos; las llanuras desoladas que no terminan nunca.

De un lado se ven muy lejos vagamente las montañas de la sierra de Ronda que terminan la cadena de la Sierra-Nevada. Del otro las llanuras del bajo Guadalquivir, perdiéndose en el horizonte en la direccion del océano.

Los pobres, vestidos con un uniforme, pelean por conservar á los ricos su riqueza; los soldados, cuando terminan las guerras, viven en la miseria, mientras los que se quedaron tranquilos en sus casas se reparten las cosas conquistadas; las mujeres ignorantes apoyan á los hombres que se oponen á las reivindicaciones del sexo femenino. Así son los absurdos de la vida.

Muchos emprenden la jornada: los más se rinden, pocos la terminan, y al llegar con el corazón helado por el frío de la cumbre, se desvanecen con la altura, imaginando ver empequeñecido y diminuto lo que dejaron en el llano.