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Así es la tercera, destinada á celebrar las empresas marítimas de los portugueses, en la cual representa á la Fama portuguesa una doncella de Beira, solicitada por embajadores de todos los paises de la tierra, que la piden para sus soberanos; muéstrase desdeñosa con todos, y en premio es llevada en un carro de triunfo por la Fe y el Valor.

Cuando se ha conseguido el indicado permiso, se desciende el Guaporé ó Iténes, admirando lo pintoresco de sus márgenes, y las montañas que dominan su ribera izquierda. A dos leguas, poco mas ó ménos, se presenta el fuerte del Príncipe de Beira sobre el cual tremola el pabellon brasilero. Este fuerte, de forma cuadrada y rodeado de fosos, tiene ademas un baluarte en cada flanco.

La ribera izquierda del Guaporé, cerca del Fuerte de Beira, se compone de terrenos bajos inundados en tiempo de crecientes, ó de retazos de terreno guaraniano con sus pepitas de hidrato de hierro: la ribera derecha, por el contrario, se va levantando en colinas hácia la serranía formada por uno de los ramales del Diamantino, la cual serranía, dirigiéndose en paralelo con la corriente del rio Iténes hácia el oestenorueste y estesudeste, continúa hasta un punto bastante apartado en medio de las selvas, donde viene á determinar las cachuelas y las cascadas del rio de Madeiras.

Partiendo del Pará suben las gariteas á la vela ó á remo hasta la embocadura del rio de Madeiras, luego á remo solamente hasta tropezar con las primeras cachuelas, que es menester salvar del modo que dejo dicho; operacion que se renueva mas de veinte veces, y en la que se pierde mucho tiempo . Habiendo salvado la última cachuela se rema con grandísimo trabajo hasta la confluencia de los rios Iténes y Mamoré, y desde este punto, hasta el fuerte de Beira, donde se toman víveres para subir en seguida hasta Mato-Groso.

Los soldados que guardan el puesto, apénas están vestidos, y viven en la mayor miseria: un puñado de farinha de pao es la racion diaria que se les da para su manutencion, y cada ocho dias reciben algunos cartuchos de pólvora con que cazan los antas y otros animales selváticos cuya carne les sirve tambien de alimento. Fuerte del Príncipe de Beira.

El Rio Machupo acaudala los tributos de muchos riachuelos que parten del seno de las llanuras inundadas de Moxos: estos riachuelos son, el de San-Juan, navegable desde San-Pedro, el Moocho, el Molino, el Machupo y el Chananoca, todos ellos ya reunidos al Machupo cuando este rio pasa por delante de las misiones de San-Ramon y de San-Joaquin, para ir á juntarse con el rio Itonama, y á par de este arrojarse despues en el Guaporé, cerca tambien del fuerte de Beira.

El Rio Itonama recibe, bajo el nombre de rio de San-Miguel, gran parte de las aguas de Chiquitos; se une luego al Huacaré, cerca de Guarayos, y sigue en paralelo al rio Blanco hasta incorporarse al Guaporé juntamente con el rio Machupo, cerca del fuerte de Beira. Los buques de vapor pueden por todas partes navegar sobre sus aguas hasta Chiquitos.

Estos terrenos constituyen, por la parte del norte, la cerranía de Beira, inmediata al rio Iténes, y que se dirige de oestenorueste á estesudeste: ellos componen tambien, por el sud, las últimas colinas de la vertiente oriental de la cordillera, que forman la otra estremidad de la provincia.

Poco mas ó ménos hácia la misma época, calculando los Jesuitas la importancia de la navegacion de los rios, habian establecido la mision de San-Simon, muy inmediata al Guaporé; y mas tarde, en 1743, la de Santa-Rosa, en el mismo sitio donde se encuentra hoy en dia el Fuerte de Beira perteneciente á los Brasileros, es decir, sobre la ribera derecha del rio Iténes; pero celosos los Portugueses de semejante empresa, espulsaron en 1752 á los Jesuitas , so pretesto de que estos les impedian el paso sobre sus propias posesiones; y don Antonio Rolin, para apoderarse definitivamente del dominio del rio, mandó construir la fortaleza que allí se ve actualmente.

Estos indígenas, cuyas costumbres son en extremos singulares, solo hacen caso de la mediana civilizacion que los rodea, para deslizarse astuta y ocultamente con sus canoas en los pequeños tributarios del Mamoré y del Iténes, donde asechan á los indios de las misiones ó á los soldados brasileros del fuerte de Beira, atacándolos al descuido, muchas veces al favor de las sombras de la noche, sin otro intento que el de procurarse algunas herramientas.