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En Bujalance, que no es en nuestra humilde opinion la Betis de Estrabon, ni la ciudad de los Bursavolenses de Hircio, ni la Vogia de Ptolomeo, sino la Sacili del itinerario de Antonino, solo es bella y artística para nosotros la gran fortaleza árabe que la domina, edificada por mandado de Abde-r-rahman An-nasír.

El orgulloso tronco de los Umeyas fué tronchado por el rayo; el árbol cristiano, ya lozano y pujante, puede ahora dilatar libremente sus ramas hasta sombrear la misma tierra de donde procede su gérmen; y el arte occidental, en un principio menesteroso y mendicante cuando el Epulon musulman derramaba á manos llenas sobre la reina del Bétis las galas de Bizancio, se está disponiendo para ir á llamar con arrogancia á las puertas de Córdoba musulmana con la civilizacion de la cruz exaltada por los ejércitos del hijo de Berenguela.

Pues ¡qué! ¿te he dado en balde tanta prueba De amor? Ya ves que por seguirte dejo El templo de Minerva y los verjeles Por do Betis copioso se dilata. De mis padres me alejo, Y huyo también de mis amigos fieles Para sufrir crueldades de una ingrata. No estriba tu desdén en mi pobreza, Que no oculta tan bajo sentimiento Tu noble corazón, y ni en riqueza Me vence el rabadán, ni en nacimiento.

Decía yo, que a la llegada de las galeras de que era general mi padre, y entre las damas y caballeros que a su llegada habían acudido y ocupaban los estrados en la orilla, dispuestos, estaba mi madre, sin más compañía que la de dos tías, viudas y ya ancianas, que eran los únicos parientes que la quedaban, y tan hermosa, que unos versos que un enamorado suyo, poeta tan desdeñado como los otros que no eran favorecidos de las musas, la compuso, decían: Porque copien un instante los encantos que atesoras, sus puras linfas sonoras impulsa Bétis amante; y las ondas, al pasar, murmuran en su tristeza, recordando la belleza que ya no pueden copiar.

Cerca de la ciudad, y á su vista por la parte del mediodia, reflejaba sus muros en la corriente del Bétis la iglesia y monasterio de S. Cristóbal, donde se educó S. Habencio, y donde fueron sepultados varios otros mártires. En Froniano, lugar de la montaña por la parte de occidente, á tres leguas ó doce millas de la ciudad, tenia iglesia y monasterio S. Félix mártir.

Callaron todos, y dijo en alta voz, con acción bizarra y airoso ademán, desta suerte : SONETO Aquel que, más allá de hombre, vestido De sus propios augustos esplendores, Al sol por virrey tiene, y en mayores Climas su nombre estrecha esclarecido, Aquel que, sobre un céfiro nacido, Entre los ciudadanos moradores Del Betis, a quien más que pació flores Plumas para ser pájaro ha bebido,

Por último, de la gran cadena con que Sierra-Morena divide por medio el pentágono de la parte montuosa de Córdoba, se desprenden y caen al mediodia como hileras de gigantes curiosos de mirarse en la corriente del sacro Bétis, tres principales ramales; dos de ellos mueren en la ribera, y el tercero en las altas llanuras donde descuellan las ruinas del castillo de Albacar.

No pasarán muchos años sin que los mismos coros celestiales desciendan con sus inefables armonías sobre el mutilado cadáver de un gran santo, que hallará en las melancólicas ondas del profanado Bétis la piedad que no alcanzó de los hombres; mas por ahora son esos acentos puramente humanos, y los produce el célebre cantor de Iraca que ahuyenta la melancolía de la noche con sus dos esclavas favoritas Gazzalán é Hindah, á quienes concede el privilegio de alternar con él en el ejercicio de su instrumento predilecto por la gracia y destreza con que sus lindos dedos recorren las cinco sonoras cuerdas combinando sus diversos tonos . Dícese que los jines le enseñan en las horas del misterio y del silencio ese arte encantador con que tiene embelesada á la corte, y que suele pasar la noche entera con esas dos hermosas esclavas ejecutando las inspiraciones que de ellos recibe, refiriendo cuentos y escribiendo versos hasta dibujarse en el oriente la primera hebra de plata y rosa de la aurora.

Como esos briosos caballos que en el circo de Bizancio se disputan el premio de la carrera, único espectáculo que hace latir el mezquino corazon de los degenerados Imperiales, así se lanzan á la conquista de la grande unidad islamita en el estadio del antiguo mundo romano esos dos gigantes enemigos de la civilizacion del Cristianismo, que para mejor cautivar á los amantes del progreso de la humana inteligencia, hacen resonar con acentos de armoniosa poesía las florestas de los dos rios históricos, Tigris y Betis, honran con magníficas fundaciones el tranquilo culto grato á Academo, ponen sobre su cabeza los libros de Aristóteles y Platon, y levantando en alto el gracioso canastillo corintio, tributan al arte de la Grecia el homenage de su admiracion y respeto.

De una de ellas, que se representó en un convento de Utrera en 1561, dice un antiguo analista, que es una imitación de los cómicos latinos, y que, contra lo hecho por Lope de Rueda, está toda escrita en verso . La Cueva llama á Malara el Menandro del Betis, y dice que hacia este mismo tiempo eran famosos por sus comedias al estilo antiguo los poetas Guevara, Gutierre de Cetina, Cozar, Fuentes y Mejía.