United States or Micronesia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Tuve esta idea cuando estaba aquí sin habla, y al despertar me agarré a ella... Es la llave de la puerta del Cielo... Hijo mío, estate calladito, y no chistes, que si tu mamá se va es porque Dios se lo manda... ¡Ah!, don Plácido, ¿está usted ahí?...». , señora dijo el hablador entrando en la alcoba con los ademanes más oficiosos del mundo . ¿Qué se le ofrece a usted? La señora me ha encargado...

Jugó el telégrafo; supo el Gobierno que acababa de hacer la adquisición de «uno de los personajes más importantes del país»; dijéronlo así al punto los periódicos oficiosos de la corte; súpolo toda España; desapareció la candidatura del pobre aventurero, a quien se dió en pago una credencial de primera, que es cuanto él ambicionaba, y se le dijo a don Simón: Puede usted ir a descansar tranquilo.

Al fin había cedido a las instancias de algunos amigos, oficiosos mediadores entre él y la familia, y aquella mañana iba a almorzar en la casa de Valldemosa, donde vivía Valls gran parte del año para alivio del asma que le ahogaba. Jaime hizo un esfuerzo de memoria queriendo recordar a Catalina. La había visto varias veces, en las calles de Palma. Buena figura, rostro agradable.

La Fontana, por desgracia en aquella ocasión, era enemiga declarada de la retórica, y más enemiga aún de las frases hechas, de los lugares comunes y de esos preámbulos oficiosos, neciamente corteses y en extremo fastidiosos de la oratoria académica. El exordio fué largo: otra desventura. Algunas voces dijeron: "Al grano, al grano."

Con este motivo hubo disputas y fuertes desabrimientos entre ambos, y aun amagos de litigio: al fin se zanjó el asunto por la intervención de algunos amigos oficiosos, no sin perder Andrés en la transacción buena parte de su hacienda. Estos disgustos y todos los demás se compensaban por los dulces momentos que sus vergonzosos amores le hacían pasar.

Cuarenta oficiosos wazires, con sus ochenta manos y ochocientos dedos, se precipitaban en tropel a poner en ejecución la voluntad del Sultán, cuando una vocecilla gangozuela, pero no del todo desapacible, que se dejaba escuchar dentro de aquel cascarón, como algunas veces el piar del polluelo en su huevo, dijo ahincadamente: No haga tal, hermano mío, poderoso Mohamad.

Bramó de ira el gaucho al recibir el mensaje, pero disimuló la ira y hasta aparentó cierta conformidad, meditando y proyectando una venganza. Aunque no dijo a Madame Duval que lo sabía, Pedro Lobo era sabedor de la ventura del joven Arturo. No habían faltado amigos oficiosos que le escribiesen a Buenos Aires informándole de cuanto se sabía o se presumía como evidente.

Cuando uno de sus leales amigos, receloso de los peligros á que le espone su escesiva rectitud, le escriba: «Si sigues como hasta aquí, mucho me temo que te cueste tu destinole contestará impávido: «¡Dios haga que cuanto antes me vea con mi mulita Ashshakrá en el camino de Beja!» y si ocurre alguna vez que un ciudadano cualquiera tenga que sostener un pleito contra el Amir, como le sucedió á un oscuro molinero, á quien quisieron arrebatar su propiedad para incorporarla al palacio los oficiosos cortesanos, ciertamente no se retirará del tribunal del Cadí desconsolado si la razon está de su parte. ¿Por ventura no se lisonjeaba ayer uno de los hijos de Adde-r-rahman I de que ganaria cierto ruidoso pleito por tener en favor de su accion el testimonio de su sobrino Al-hakem cuando príncipe heredero, y el íntegro Bashír sentencia contra él por no haber comparecido en su tribunal el Amir en persona á ratificarse en el testimonio dado antes de subir al trono?

Manda una partida que salga adelante de la calle en que estaban reunidos, deja a otra atrás, hace poner guardias en todas las avenidas, y tomando él por otro camino, entra en la ciudad, dejando presos a sus oficiosos huéspedes, que tuvieron que pasar el resto del día y la noche entera agrupados en la calle, haciéndose lugar entre las patas de los caballos para dormitar un poco.

Sus vecinas de mesa le daban consejos oficiosos: había discordia de pareceres: las viejas le encomendaban que cortase la capa más ancha, porque sale el cigarro mejor formado y porque «así lo habían hecho ellas toda la vida»; y las jóvenes, que más estrecha, que se enrolla más pronto. Al salir de la Fábrica, le dolía a Amparo la nuca, el espinazo, el pulpejo de los dedos.