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Al fin sorprendo a la enamorada pareja de este nido, me dije sonriendo; y con el corazón agitado y el paso cauteloso, me acerco a la verja revestida de una espesa cortina de madreselva y aplico el oído. Detrás del muro de verdura dos voces poco argentinas disputaban acaloradamente sobre el proyecto de conversión de la deuda. Más allá de la Castellana se tropieza con el Hipódromo.

No, señor; no, señor; poco a poco replicó acaloradamente Julián . No sólo estamos obligados a ser buenos, sino a parecerlo; y aún es peor en un sacerdote, si me apuran, el mal ejemplo y el escándalo, que el mismo pecado. Usted bien lo sabe, Eugenio; lo sabe mejor que yo, porque tiene cura de almas.

El autor defiende su obra, insiste el otro, discuten acaloradamente y no llegan á un acuerdo. El amigo concluye, con énfasis profético: Hijo mío, haz lo que quieras; mi opinión leal, ya la sabes; yo creo que caminas á un desastre. ¡Ahora, allá!...

Hizo entusiastas elogios del Sr. de Torquemada; explanó acaloradamente la necesidad de arreglar sus propios asuntos, con aquello de año nuevo vida nueva, estableciendo en sus gastos un orden tan escrupuloso, que no haría más el primer lord de la Tesorería inglesa.

En la calle central se formaron numerosos grupos de hombres y mujeres, hablando acaloradamente, al mismo tiempo que miraban con hostilidad la casa que había sido de Pirovani. Los nombres de Torrebianca y su mujer sonaban tanto como los de los adversarios que se habían batido.

Pasada media hora salieron los cabecillas, dejando al prisionero encerrado y custodiado por los cuatro defensores del altar y el trono. Los tres caudillos, alejándose a cierta distancia de sus subordinados, conversaron breve rato: uno discutía acaloradamente, como quien defiende su opinión con viveza; pero el de la zamarra y el otro, que debían estar de acuerdo, se mostraban inflexibles.

Margalida se refugió al lado de su madre, y el Capellanet creyó llegado el momento de sacar su cuchillo. El padre, con la autoridad de los años, se impuso a todos: ¡Fora!... ¡fora! Todos obedecieron, saliendo fuera de la alquería, para detenerse en pleno campo. Febrer salió también, a pesar de la resistencia de Pep. Los atlots parecían divididos, discutiendo acaloradamente.

Menos Josefina, que no podía explicarse todo el alcance de la conversación, todos tomaron parte en ella: mostrando su opinión unos acaloradamente, con tibieza otros, como quien ignora la de los dueños de la casa y no quiere desagradar; este hablando en nombre de la moral ultrajada, y aquél tratando de darse por ingenioso, mientras alguno comía en silencio, riéndose para sus adentros en general de la virtud, y en particular de los virtuosos.

Seguros de que no les seguirían, al menos por el momento, pues los indígenas del Continente sólo acostumbran atacar de noche, volvieron a escalar las rocas y bajaron después al campamento. Con gran sorpresa vieron que los trabajos no habían empezado aún, por más que ya el sol había salido. Los pescadores se habían retirado hacia las chalupas y discutían acaloradamente.

Además, muchos de los trabajadores del dique habían ido á Fuerte Sarmiento para asistir al entierro del contratista. Los otros estaban en el «Almacén del Gallego» ó formaban corros en las afueras del pueblo, discutiendo acaloradamente sobre la posibilidad de que se suspendiesen en breve los trabajos, quedando todos sin ocupación.