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Y contestan siempre los que no han leído un libro ni han asistido a una corrida. Los viejos piropean a las jóvenes y las siguen y hablan de política y no saben una palabra de la profesión que han ejercido toda la vida. Los generales discuten la separación de la Iglesia y del Estado y los obispos se preguntan si estamos preparados para una guerra con el extranjero.

Contiene, en forma de carta dirigida por un señor Pibesa á un señor Amenofis, una descripción poética de la ciudad de Pi-Ransés, de la que no queda rastro y sobre cuya posición discuten los egiptólogos, aunque convienen todos en que era la residencia favorita de Ransés II; tal vez algo á modo de un Aranjuez ó un Escorial de entonces.

Los altercados de don Pedro con su tío iban agriándose, y vino a envenenarlos la discusión política, que enzarza más que ninguna otra, especialmente a los que discuten por impresión, sin ideas fijas y razonadas. Fuerza es confesar que el marqués estaba en este caso.

Se hacen comentarios sobre las contingencias que pueden ofrecer las operaciones realizadas, se discuten las noticias políticas y se habla de las bajas que la crisis produce. El sol cae a plomo sobre la gran plaza, y los chicos de los tílburis dormitan, aburridos.

Este de ahora ha publicado ya tres artículos en El Defensor de los Ayuntamientos sobre El individuo y el Estado. Ahora bien, estos jóvenes que discuten la cuestión social y escriben sobre las relaciones del individuo y el Estado son indudablemente los futuros gobernadores, los consejeros de Estado, los directores generales, los ministros.

Los hay que hasta dan citas á los oficiales de la Guardia y pasean con ellos por las afueras de las ciudades. Ahora empiezan á fundar círculos hombrunos, en los que discuten sobre su estado presente y forjan planes de emancipación, hablando pestes contra las mujeres. Ya existen dos clubs de esta clase, sólidamente constituidos uno de solteros y otro de casados.

Una vez allí, ella, á fuer de hembra envolvente y dominadora, quiere aprisionarle entre los hilos de su cariño, torcer su porvenir, impedirle que cante. Discuten... Pero «Chantecler», más fuerte que Reinaldos, no olvida la sagrada misión que debe cumplir sobre la tierra, é impone á su amada su voluntad. «...Je suis la Faisane Qui du male superbe a pris les plumes d'or!

Sería mucho si la felicidad de los demás fuera la nuestra; si supiésemos salir de nosotros mismos. Tristán soltó una carcajada. Don Germán se puso un poco colorado. Comprendo bien que en estos asuntos no estoy en disposición de medirme con los que como los estudian y los discuten a diario...

El autor defiende su obra, insiste el otro, discuten acaloradamente y no llegan á un acuerdo. El amigo concluye, con énfasis profético: Hijo mío, haz lo que quieras; mi opinión leal, ya la sabes; yo creo que caminas á un desastre. ¡Ahora, allá!...

Si el patrón de la lancha de que son socios mis vecinos, les debe algo, desde sus balcones lo dicen, y en los mismos discuten el medio de cobrarlo. Por el balcón recibe Tremontorio las consultas que se le hacen sobre el tiempo; por el balcón las contesta, y el balcón es su observatorio.