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En las veces que fue admitido a la intimidad de la habitación de Nucha y se le consintió aproximarse a la nené y vivir su vida, jamás osara hacerlo.... Miedo de que le riñesen o echasen; vago respeto religioso que se imponía a su alma de pilluelo diabólico; vergüenza; falta de costumbre de sus labios, que a nadie besaban; todo se unía para impedirle satisfacer una aspiración que él juzgaba ambiciosa y punto menos que sacrílega.... Pero ahora era dueño del tesoro; ahora la nené le pertenecía; la había ganado en buena lid, la poseía por derecho de conquista, ¡ese derecho que comprenden los mismos salvajes!

Mabel le dije, sin poner atención en las palabras del rufián, pero retrocediendo para permitirle que pasara, póngase su saco, hágame el favor. Afuera me espera una volanta. El bribón intentó hacer un movimiento para impedirle salir de la habitación, pero en el acto mi mano cayó pesadamente sobre su hombro, y en mi cara leyó mi determinación.

En aquella armazón de hierro y madera se hallaba encarnado el verdadero ideal de la ignominia; porque no creo que pueda hacerse mayor ultraje á la naturaleza humana, cualesquiera que sean las faltas del individuo, como impedirle que oculte el rostro por un sentimiento de vergüenza, haciendo de esa imposibilidad la esencia del castigo.

«¿Qué?, ¿duda usted?... Pues Dios, para perdonarnos, necesita saber si perdonamos nosotros antes. ¿Para qué quiere usted ahora ese odio mezquino? ¿De qué le sirve? De peso para impedirle subir al Cielo. Amiguita, hágalo por , por el mono del Cielo, que debe quedar aquí rodeado de bendiciones, no de maldiciones».

Hállase también dispuesto á buscar esposa; pero como el rey Enrique, para impedirle la entrada en Castilla, ha acordonado con tropas la frontera, se ve en la necesidad de emprender su expedición en secreto y disfrazado: vístese, pues, de mozo de mulas, y los caballeros de su servidumbre fingen ser sus amos.

Convengo en que la sensacion dolorosa no depende de la libre voluntad del que la sufre, y que la accion libre de este se ejerce contra la misma sensacion; pero esto no quita que haya en el alma una verdadera actividad en el mero hecho de sentir, y únicamente que el ejercicio de esta actividad se halla sometido á condiciones necesarias, las cuales cuando existen, son mas poderosas para el desarrollo de ella, que no lo es nuestra voluntad para impedirle.

En vez de sonreírle como siempre baja los suyos avergonzada; sus frescas mejillas se tiñen de rojo. La fatal palabra de su hermano vuelve á penetrar en su alma y á turbarla. Ella era una pobrecita recogida, una hospiciana; estaba casi segura. Nolo no podía casarse con ella. Tal idea aferrada á su mente la traspasaba de angustia, oprimía su pecho hasta impedirle la respiración.

¿Las mismas razones que se la hacían odiar a los veinte años? Perpierre dijo estas palabras casi movido por un ímpetu inconsciente. Aunque la severidad de su cargo debía impedirle recordar sus antiguas relaciones con el acusador, una instintiva curiosidad por saber si el joven se acordaba todavía de él, lo hacía invocar lo pasado.

Usted no se considera cristiana porque se dedica a ese oficio; pero está equivocada. Es un error, ¿comprende usted? Su oficio no le interesa al tribunal, sino solamente a usted y a su conciencia. Nosotros no podemos mezclarnos en eso. Su oficio no puede impedirle a usted el ser cristiana. ¿Comprende? Se puede ser ladrón o bandido, sin dejar por eso de ser cristiano, mahometano o judío.

Señora, yo las veo; pero.... Pues á me parece que las oigo. En esto se cayó al suelo, desprendido de las manos de la dama, el manuscrito de Silvestre Entrambasaguas. Señora dijo el joven, inclinándose para recogerlo, observe usted que se ha caído este sermón. Déjelo usted exclamó ella con mucha viveza; y tirándole del brazo para impedirle que recogiera el manuscrito, avivó después el paso.