United States or Argentina ? Vote for the TOP Country of the Week !


Señora, yo las veo; pero.... Pues á me parece que las oigo. En esto se cayó al suelo, desprendido de las manos de la dama, el manuscrito de Silvestre Entrambasaguas. Señora dijo el joven, inclinándose para recogerlo, observe usted que se ha caído este sermón. Déjelo usted exclamó ella con mucha viveza; y tirándole del brazo para impedirle que recogiera el manuscrito, avivó después el paso.

Su hermana era una dueña quintañona, gruesa y muy pequeña, con la nariz del tamaño de una almendra y del color de un tomate, abultadísimo el pecho, y el talle y las caderas tan voluminosas que le daban el aspecto de un barril. Se habían conocido en el locutorio de las Góngoras, en cuyo convento existía una monja perteneciente al linaje de los Entrambasaguas.

¡Que no tenía vocación! exclamó Entrambasaguas con voz de trueno: eso es una irreverencia. El estudiante bajó los ojos aturdido ó indignado. Después miró como único consuelo á la devota, por ver si, como otras veces, salía á defenderle; pero la devota, que miraba también con atención contemplativa, pensaba en otra cosa que en defenderlo.

Pero no le faltó calma hasta el punto de olvidar que las viejas le esperaban, y que su ausencia podía aumentar la gravedad de aquella aventura. Dirigióse á la calle de San Mateo, procurando por el camino dominar su agitación y disimular todo lo posible. Después de atravesar varias calles sin acertar con lo que buscaba, llegó á la casa de los Entrambasaguas. Felizmente aun duraba la procesión.

Cuando ya estaban abajo, Entrambasaguas gritó desde arriba: Fíjese usted, señora doña Paula, en aquel pasaje que dice: "Cuando en diluvio de soles con corpulenta, corpórea efigie al mundo vino...." Por aquello de corpus corporum in corpore uno.... Fíjese usted bien en este pasaje, que tengo algunas dudas sobre si.... Doña Paulita no contestó ni miró siquiera al ramplón Gerundiano.

Todo lo dijo casi en su totalidad Paz, aunque á Salomé pertenecieron algunas palabras. Pues el otro día estuvimos en casa de don Silvestre Entrambasaguas, y se portó tan groseramente que nos dió vergüenza de ir en su compañía. Luego por la calle andaba con unas carreras... En fin, si usted no se decide á sacarlo de los clubes....

Lo tenía una mujer que lo estaba registrando, y viendo, que no contenía cosa de valor, no parecía mostrar gran empeño en conservarlo. Lázaro lo tomó. El oleaje del gentío le había llevado á gran distancia de la casa de Entrambasaguas. Desde el balcón no podían verle. No dudó más, y echó á correr por una de las calles transversales hacia la casa.

No contestó, y ¡cosa singular! la que siempre se había ruborizado cuando en presencia de los curas le hablaban de cosas mundanas, se ruborizaba ahora porque la hablaban de Teología. Yo no ... yo no entiendo ... yo no he leído ese libro contestó al fin, viendo que el majadero de Entrambasaguas repitió su pregunta, adornada con dos ó tres festones más de latín.

Es una joven desamparada continuó Paz, que estaba en casa de un amigo nuestro, soltero grave, el cual no podía sufrir sus travesuras. Parece que ella es algo levantada de cascos; y viendo que no la podía sujetar, nos la entregó para que la corrigiéramos ... Todo por amor de Dios. ¿Y les da á ustedes disgustos? preguntó con oficiosidad la hermana de don Silvestre Entrambasaguas.

Usted que es gran teóloga, y muchas veces me ha dado su opinión sobre otros grandes sermones míos, deseo que vea ahora éste. Yo no entiendo de eso replicó la santa con repugnancia. entiende dijo Paz complacida. ¡Qué modestia! exclamó Entrambasaguas. La santidad unida al talento. Pero yo , aunque usted quiera ocultarlo, que es una gran teóloga.