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Explícate, explícate, por Dios, Clara. ¿Qué explicación se necesita? esas cartas... estoy segura de ello, son citas á don Rodrigo Calderón; citas, no ciertamente de amor, pero que tal vez puedan parecerlo. Yo no te había hablado nada de estas cartas; hasta hoy no te había dicho nada de mis secretos hasta que he necesitado recobrar estas cartas, pero han venido á tus manos... ¿las has leído?

La cumbre del monte, en donde estaba el becerro de oro, se descubre, y muestra en el lugar del ídolo la imagen del Crucificado, que dice: .....Yo, Que para sanar las fieras Venenosas mordeduras De la serpiente primera, No siendo pecador, quise Parecerlo, porque tenga En mi muerte el pecador Vida temporal y eterna.

Santos, á quien doña Catalina parecía deliciosa como lo parecía á todo el mundo, porque en efecto lo era, y mucho más cuando ella tenía interés en parecerlo de una manera enérgica, se turbó, se puso pálido, guardó el relicario en lo interior de su justillo por la parte del corazón, y tartamudeó algunas palabras. Doña Catalina le había dado un golpe rudo.

Es que las circunstancias me obligan a parecerlo. »Cuando pienso lo que me espera mañana, me dan ganas de matarme. Y al mismo tiempo, ¡vaya con las jugarretas que me hace mi destino! Deseo que llegue mañana.

No, señor; no, señor; poco a poco replicó acaloradamente Julián . No sólo estamos obligados a ser buenos, sino a parecerlo; y aún es peor en un sacerdote, si me apuran, el mal ejemplo y el escándalo, que el mismo pecado. Usted bien lo sabe, Eugenio; lo sabe mejor que yo, porque tiene cura de almas.

Lo primero, le aconsejaría que mirase más a la fama que a la hacienda, porque la buena mujer no alcanza la buena fama solamente con ser buena, sino con parecerlo; que mucho más dañan a las honras de las mujeres las desenvolturas y libertades públicas que las maldades secretas.

Aún se detuvo unos segundos: sentía repugnancia de entrar. Por fin llamó, oyose dentro el sonido de la campana y abrió una mujer vestida de suerte que, sin ser el traje religioso, quería parecerlo.

Puede caer alguna tacha, mujer, sobre nuestra reputación afirmó Salomé de muy mal talante . Bien sabes que no basta ser honrada, sino parecerlo, y dos señoras solas, como nosotras, han de tener mucho cuidado, para no andar en lenguas de maliciosos. ¡Siempre tonta! murmuró Doña María de la Paz desapareciendo en lo más espeso del bosque de ropa. Yo estoy decidida a hablar claramente al Sr.

Sin duda que todo esto ha sido demasiado desear para tan pocas páginas, pero no se me puede hacer un cargo por el deseo sino por no haberlo conseguido. Una palabra más, destinada a disculpar sus defectos. Páselos Ud. por alto, porque quizá no lo sean todos los que, a primera vista, puedan parecerlo, pues no pocos se encuentran allí como copia o imitación de los que lo son realmente.

Algunas veces también, en días de apuro, Mendoza solía pasarse por casa de su amigo y pedirle unos cuantos duros. Por lo demás, trascurrían a veces meses enteros sin verse. Poco después de terminar la carrera, Mendoza, que cada día era mejor mozo y se aplicaba con más ahínco a parecerlo, quiso hacer oposición a unas plazas de oficiales, vacantes en el Consejo de Estado.