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Por todos lados es necesario levantar mucho la vista para ver el cielo. Estoy metido en una jaula pensó Andrés, en una jaula deliciosa. Sin embargo, hace tiempo que no he respirado tan bien: parece que se me ensancha el pecho y me entra con el aire nueva vida. Después se rió de sus ilusiones, achacándolas a las ideas tan favorables al campo que le había inculcado el doctor Ibarra.

Caliente es un lujo para la mesa, y se sirve de diferentes maneras; fría, es una bebida deliciosa para los almuerzos campestres y los viajes. Se exporta mucha hierba mate a Francia, Italia, Alemania, España y Portugal. Para este capítulo el discípulo debe escribir unas quince o veinte preguntas con sus contestaciones correspondientes. El Uruguay es la república más pequeña de la América del Sur.

La condesa se hincó de rodillas y me dijo en voz baja y sonriendo: ¿Quiere usted rezar unas Ave-marías conmigo? Me apresuré á hincarme también á su lado. Empezó á rezar delante, muy bajo, y yo á responderle. No puedo describir la sensación deliciosa que tal oración me causó, aunque presumo que no aprovechó nada á mi alma.

Á la llamada de su tía, se acercó llena de emoción y por eso mismo más encantadora ... Y Mauricio, perdiendo en su presencia la poca resolución que le quedaba, olvidó las órdenes de su tutor y entró en aquella casa de la que hubiera debido huir. Al día siguiente, Mauricio tuvo ocasión de acabar el cuadro y el boceto, porque tenía en el pensamiento, clara y precisa, la deliciosa cara de Herminia.

En otra parte tenía Isabel muy bien guardada su hucha, dentro de la cual, al agitarla, sonaba una música deliciosa de cuartos. Estaba ya tan llena, que pesaba así como un quintal.

De tiempo en tiempo, el rumor de un eco en el interior de la selva, y luego de nuevo la paz callada extendiendo su imperio sobre todo lo creado... La suave y deliciosa quietud dura poco; un ejército invisible avanza en silencio, y un instante después se sienten picaduras intensas en las manos, la cara, en el cuerpo mismo al través de las ropas.

Pero ella le pide algo con deliciosa timidez; él hace un gesto de contrariedad y parece protestar, pero ella insiste amablemente; él se resigna, no sin mal humor, da al cochero una breve orden y se mete a su vez en el coche, que describe una parábola y va a pararse delante del Correo.

Como yo había ido en el carruaje de la señorita de Valency, he vuelto a casa a pie a través del bosque, que es magnífico y en plena vegetación. La tarde era de una serenidad deliciosa y la puesta del sol de una pureza y de una luminosidad incomparables. Prestigios encantadores que se sucedían en mi espíritu como las ideas de un hermoso sueño, sumían mis sentidos en el más dulce bienestar.

Sin llamar a Kate, saltó Currita de la cama antes de las nueve y fue a abrir ella misma una ventana para enterarse del estado del tiempo: el sol brillaba despejado, no se descubría una nube en el cielo y prometía la mañana una tarde deliciosa.

La hermana Lucidia jamás había oído hablar así, ni casi de ninguna otra manera, al taciturno Belarmino. Piensa que, súbitamente, se ha vuelto loco. El señor Colignon eleva los brazos al cielo, en actitud de triunfo y acción de gracias. A la fin, a la fin exclama , ella se deslía la dulce y deliciosa lengua de otras veces. Habla, habla, mi bien amado amigo.