United States or Eritrea ? Vote for the TOP Country of the Week !


El negro manifiesta su desprecio, escupiendo y se marcha; no ha visto nada... Tampoco ha visto nada ese muchacho maltés, cuyos ojos de carbón brillan maliciosos bajo su birreta. Tampoco ha visto nada aquella mahonesa de tez de ladrillo que se aleja riéndose con la cesta de granadas encima de la cabeza...

Miró al cielo. ¡Cómo brillaba la luna allá en lo alto, serena, majestuosa! ¡Qué guiños maliciosos le hacían las estrellitas azuladas! ¡Faunos, ninfas y amores que la vísteis desde la pomarada de D. Félix, venid ahora! ¡Venid á contemplar el rostro de Flora encendido en pura grana! Allá se oía el ruido de los zapatos claveteados de Jacinto que se alejaba.

Le había anunciado que Margaret sólo estaba enferma, para horas después enviarle un segundo telegrama con la terrible noticia de su muerte.... Y el telegrama estaba allí al alcance de su mano. Pero el telegrafista, un jovenzuelo de ojos maliciosos, le miraba sonriente, y se adivinaba en su sonrisa algo que tal vez tenía relación con el despacho.

El conde se puso colorado hasta las orejas, y las hubiera entregado seguramente a las tijeras por no haber pronunciado aquellos dos fatales monosílabos. Bien... dijo la joven alzándose de la silla. Hasta luego. Me alegro de verte bueno. ¡Escucha! ¿Qué hay? dijo retrocediendo el paso que había dado para alejarse y posando en él unos ojos sonrientes y maliciosos que concluyeron de fascinarle.

Nadie pensaría que se estaba mofando de él, a no ser porque de vez en cuando, aprovechando los instantes en que el tocado marqués miraba a la punta de sus botas buscando alguna frase bastante expresiva para ponderar su amor, hacía guiños maliciosos a los amigos que los contemplaban con curiosidad burlona. Abrióse la mampara del salón. Apareció Alvaro Luna.

En cuanto el joven Corneta, dando pruebas de buen gusto, se acercó a ella y le hizo el honor de dirigirle algunas palabras galantes, ¡adiós Grass! ¡adiós Godofredo también! Aquellos lindos ojos maliciosos ya no tuvieron miradas sino para Corneta; aquella fresca boca movible sólo para él formó sonrisas. Timoteo observó esto con mezcla de dolor y satisfacción.

Muy poco tiempo después de llegar el padre Gil a Peñascosa y desempeñar el cargo de excusador, empecé a confesarme con él. Le encontré prudente, advertido y extraordinariamente piadoso. El respeto que yo tenía a su talento y la admiración a sus virtudes eran tan grandes que algunos maliciosos de la población pudieron muy bien figurarse que existía una inclinación en hacia su persona.

Algunos más audaces, más maliciosos, y que se creían más enterados, decían al oído de sus íntimos que no faltaba quien procurase contrarrestar la influencia del Provisor. Visitación y Paco Vegallana, que eran los que podían hablar con fundamento, guardaban prudente reserva; era Obdulia quien se daba aires de saber muchas cosas que no había. «¡La Regenta, bah! la Regenta será como todas....

Era hombre de treinta y cuatro a treinta y seis años: de más edad por lo tanto que nuestro joven; rubio, con ojos de color indefinible tirando a verde, penetrantes y maliciosos; la barba rala y partida por el medio. Vestía con la elegancia un poco fantástica y afectada que alguna vez usan los artistas para apartarse de la vulgaridad burguesa.

Julî fué la causa de la paliza, que el buen cura administró á unos jóvenes que recorrían el barrio, dando serenata á las muchachas. Los maliciosos, al verla pasar seria y cabizbaja, decían de manera que ella oyese: ¡Si quisiese, Cabesang Tales sería indultado! La joven llegaba á su casa sombría y los ojos estraviados.