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A la vez que expone la obra de cada uno de estos investigadores, el autor se detiene a estudiar, al paso que se presentan, las cuestiones fundamentales de la Psicología científica, esclareciendo con gran copia de luz, entre otros problemas, el origen de la noción de espacio, la crítica de la ley de Fechner y la duración de los actos psíquicos.

Y para resguardo nuestro y de nuestro armador, se dispuso que los tres que quedaban, hiciesen una contrata, cuya copia es la siguiente: "En el rio de San Julian, lunes, Marzo 12 de 1753.

29 Se hizo también ciudades, y hatos de ovejas y de vacas en gran copia; porque Dios le había dado mucha hacienda. 30 Este Ezequías tapó los manaderos de las aguas de Gihón la de arriba, y las encaminó abajo al occidente de la ciudad de David. Y fue prosperado Ezequías en todo lo que hizo.

Si el mundo no tuviese mas realidad que la expresada por la representacion sensible, si las apariencias contuviesen una copia exacta de la esencia íntima de las cosas, seria menester decir que este acuerdo es inalterable, que las cosas no son mas que lo que parecen; y que en el supuesto que existan, han de ser tales como parecen, y esto por absoluta necesidad; pues que ninguna cosa puede estar en contradiccion con su nocion constitutiva.

Fácil me seria manifestar con abundante copia de razones la equivocacion del filósofo aleman, cuando determina con tanta inexactitud las relaciones entre el tiempo y la idea del ser; pero como me propongo explicar detenidamente la idea del tiempo, no quiero adelantar aquí lo que corresponde á otra parte de la obra.

Uno dice: «todos los hombres son naturalmente igualesEl sentido de esta proposicion no podia saberse cuál era, hasta sonar la palabra iguales: ¿cómo es que un hombre entendido y juicioso, dirá , por un impulso instantáneo, y tomará la palabra al momento, y desvanecerá con mucha copia de razones el vago tema del declamador?

Teresa se volvió hacia , y con tono entre suplicante y malicioso me dijo: Rodolfo: ¡enamórela usted! Castro Pérez llegó un poco antes de las cinco. Entró silencioso, dejó en su mesa el sombrero y el bastón, y luego, paso a paso, se dirigió a la mía: ¿Acabó usted la copia? Aquí está. Leyó el alegato, firmó, y volvió a su pieza. Yo le seguí. Deseo hablar con usted dos palabritas.

Sacaré una copia, y le prometo que en el primer libro que escriba la publicaré, haciéndome solidario de las ideas que encierra. Los últimos acordes del Fausto, fueron arrancados al piano, á la sazón que el toque de las ánimas nos recordó que el Padre cenaba á esa hora, y por lo tanto nos dirigimos al convento. La promesa de mi amigo Pardo, no se dejó esperar.

Lo demás tiene muchos músculos. Prefiero las mujeres, porque tienen menos músculos. JUANA. Pues yo prefiero los hombres; cuando se ha dado con el quid de los músculos todo marcha como una seda. JUANA. ¡No! Tengo una modistilla que trabaja muy bien y que me copia los modelos de las Casas más importantes.

Entre los caballeros que rompen o manchan lirios quisiera yo que tuviese éxito mi cuadro. ¡Quién pintara de veras, y no hiciera esos borrones míos! Pedro: borrón y todo, en cuanto me ponga mejor, voy a hacer una copia para usted. ¡Para ! Juan, ¿por qué no es este el tiempo en que no era mal visto que los caballeros besasen la mano a las damas?