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Este accidente había ocasionado la rotura de algunos puntos en el talle de Nancy, así como una gran agitación en el espíritu de su hermana Priscila, como una inquietud seria en el de Nancy. Nuestro pensamiento puede absorberse en los conflictos del amor, pero rara vez llega esto a punto de hacerlo casi insensible a un cambio general de las cosas.

Huberto Martholl estaba a su lado, aquel Huberto que ella «prefiere, porque baila admirablemente el bostonpensaba siempre Juan, acosado por la frase oída. Aislándose de sus vecinos, para absorberse en sus tristes pensamientos, que le demacraban el semblante y le endurecían la mirada, seguía con ojos insistentes los menores gestos de Huberto y de María Teresa.

La víspera de la boda, entró como vecino en la pequeña oficina en que la joven se esforzaba por absorberse en sus cuentas, ante las cuales flotaba obstinadamente un velo de desposada. Tuvo que admirar los trajes y las alhajas, y esto no fue nada todavía al lado de la ceremonia del día siguiente, a la que no se atrevía a sustraerse. A pesar de su ánimo, se le acababan las fuerzas.

La República así reconstruída, sofocado el federalismo de las provincias, y por persuasión, conveniencia o temor, obedeciendo todos sus gobiernos a la impulsión que se les da desde Buenos Aires, Rosas necesita salir de los límites de su Estado para ostentar afuera, para exhibir a la luz pública la obra de su ingenio. ¿De qué le ha servido absorberse las provincias si al fin había de permanecer, como el doctor Francia, sin brillo en el exterior, sin contacto ni influencia sobre los pueblos vecinos?

El individuo parece absorberse en el grupo que le circuye por todas partes, y se halla como privado de la conciencia de su dignidad y de su poder. No quiero decir que pierda realmente su personalidad en la familia, en la ciencia, en el arte, en la industria, en la religion, en el derecho, no: una entidad absoluta no se pierde por combinaciones accidentales.

Su madre no estaba peor, al contrario, sus fuerzas parecían renacer y la anciana volvía a la vida. Entonces... ¡Su madre! ¿No era su única preocupación y su único cuidado? ¡Dios mío, consérvame a mi madre! repetía, tratando en vano de absorberse en la oración. Pero esa oración maquinal no le devolvía la calma, ni el reposo ni la paz... ¿Qué tenía?

Hay que saber sufrir lo que no se puede evitar. De vuelta a casa, encontramos a Celestina, la cocinera, con una expresión consternada. ¿Qué hay, Celestina? le pregunta la abuela. Celestina no responde y finge absorberse buscando un objeto perdido. La abuela, que sabe lo que significan los silencios de Celestina, sigue su camino y se va a su cuarto.

Ante aquella apoteosis de luz, se sentía conmovida y se olvidaba de su ser, para absorberse en la belleza de lo infinito; su mirada se extasiaba en la contemplación de las nubes iluminadas, y en sus formas caprichosas se imaginaba ver mundos desconocidos.

Pero pensó que acaso intentaba intimidarle, y respondió: Pienso hacer á usted juez de esos descubrimientos, si es que le interesan. Á no dudar. Hizo un saludo con la cabeza al joven y se dirigió al piano, acompañada por miss Harvey. Sorege fué á sentarse al lado de la chimenea y con los ojos cerrados pareció absorberse en una atención religiosa, pero no perdía de vista á la cantante.

Su afición fue agrandándose al compás del tiempo, y con el transcurrir de los días llegó lentamente a ese fatal estado en que alma, corazón y sentidos llegan a absorberse en la incontrastable atracción hacia una mujer, ella sola, ella única, ella... A fuerza de verídicos, cúmplenos confesar que el ensueño que al marqués inspiraran los sombríos y profundos encantos de la hermosa lectriz, no tomó desde luego la forma de un meditado matrimonio; Pierrepont se hallaba muy lejos de ser un malvado, pero había vivido demasiado en el mundo y precisamente en ese mundo en que los crímenes de amor encuentran siempre complacientes jueces; además, la pasión tiene avasalladoras exigencias, y cuando la mujer entra en juego no hay nunca perfectos caballeros, presintiendo que sería de todo punto imposible obtener de la baronesa un consentimiento trastornador de todos sus planes, un momento se agitó en el alma de Pedro la idea de la seducción, pero ese fondo de honor y rectitud que formaban su carácter íntimo acabó por hablar, imponiéndose, y el amor quedó subsistiendo tan ardiente y más puro.