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Actualizado: 8 de mayo de 2025
Entonces el Poeta, levantando como pudo la cabeza, dijo: Si es Eneas y Anquises, con los Penates y el amado Ascanio, ¿qué aguardáis aquí, que está ya el Ilión hecho cenizas, y Príamo, Paris y Policena, Hécuba y Andrómaca han dado el fatal tributo a la muerte, y a Elena, causa de tanto daño, llevan su presa Menalao y Agamenón? Y lo peor es que los mirmidones se han apoderado del tesoro troyano.
Anita, al oír este familiar lenguaje, casi jocoso, del Magistral, con motivo de cosas tan grandes y sublimes, sintió lágrimas y risas mezcladas, y lloró riendo como Andrómaca. La noche corría a todo correr. La torre de la catedral, que espiaba a los interlocutores de la glorieta desde lejos, entre la niebla que empezaba a subir por aquel lado, dejó oír tres campanadas como un aviso.
Dispara Pandaro la flecha: Agamenón va de tienda en tienda levantando a los reyes: entonces es la gran pelea en que Diomedes hiere al mismo dios Marte, que sube al cielo con gritos terribles en una nube de trueno, como cuando sopla el viento del sur; entonces es la hermosa entrevista de Héctor y Andrómaca, cuando el niño no quiere abrazar a Héctor porque le tiene miedo al casco de plumas, y luego juega con el casco, mientras Héctor le dice a Andrómaca que cuide de las cosas de la casa, cuando él vuelva a pelear.
Nerviosa, vehemente, dotada de impetuosidades sobrehumanas, poseedora de una voz capaz de repetir todos los alaridos dantescos de la tragedia, con ella resucitaron las heroínas sangrantes y solemnes de Corneille y de Racine: Cinna, Safonisbe, Andrómaca, Ifigenia... Pero siempre, á despecho de tantos triunfos, persistía en ella el recuerdo romántico de La vandeana, su primer drama, con el que salió de la obscuridad y que, según la frase feliz de Julio Janin, fué para Raquel «La Marsellesa de sus días de hambre...»
Ciertamente que no nos volveremos a encontrar mi capa y yo en este mundo perecedero; había salido ya de la casa, había andado largo trecho, y aún volvía la cabeza de rato en rato hacia sus altas paredes, como Héctor al dejar a su Andrómaca, diciendo para mí: allí quedó, allí la dejé, allí la vi por última vez.
Que está ya el Ilión hecho cenizas, y Príamo, Paris y Policena, Hécuba y Andrómaca han dado el fatal tributo á la muerte, y á Elena, causa de tanto daño, llevan presa Menelao y Agamenón; y lo peor es que los Mirmidones se han apoderado del tesoro troyano.» Vuelto en su juicio, dijo el huésped que aquí no hay almidones ni toda esa tropelía de disparates que ha referido, y mucho mejor fuera llevarle á casa del Nuncio, donde pudiera ser con bien justa causa mayoral de los locos, y meterle en cura, que se le han subido los consonantes á la cabeza como tabardillo. «¡Qué bien entiende de afectos el señor huésped!» respondió el poeta incorporándose un poco más. «De afectos ni de afeites, dijo el huésped, no quiero entender, sino de mi negocio: lo que importa es que mañana hagamos cuenta de lo que me debe de posada, y se vaya con Dios, que no quiero tener en ella quien me la alborote cada día con estas locuras; basten las pasadas, pues comenzando á escribir recién venido aquí la comedia del Marqués de Mantua, que zozobró y fué una de las silbadas, fueron tantas las prevenciones de la caza y las voces que dió llamando á los perros Melcampo, Oliveros, Saltamontes, Tragavientos, etc...; y el ¡ataja! ¡ataja! y el ¡guarda el oso cerdoso y el jabalí colmilludo! que malparió una señora preñada, que pasaba del Andalucía á Madrid, del sobresalto, y en esotra del Saco de Roma, que entrambos parecieron, cual tenga la salud fué el estruendo de las cajas y trompetas, haciendo pedazos las puertas y ventanas de este aposento á tan desusadas horas como éstas, y el ¡Cierra España! ¡Santiago y á ellos! y el jugar la artillería con la boca, como si hubiera ido á la escuela con un petardo ó criádose como el basilisco de Malta, que engañó el rebato á una compañía de infantería que alojaron aquella noche en mi casa; de suerte que tocando al arma se hubieron de hacer á obscuras unos soldados pedazos con los otros, acudiendo al ruido medio Toledo con la justicia, echándome las puertas abajo, y amenazó hacer una de todos los diablos, que es poeta grulla que está siempre en vela y halla consonante á cualquier hora de la noche y de la madrugada.»
Iba el pueblo detrás, cuando llegó Príamo con él; y Príamo los injuriaba por cobardes, que habían dejado matar a su hijo; y las mujeres lloraban, y los poetas iban cantando, hasta que entraron en la casa. Y lo pusieron en su cama de dormir. Y vino Andrómaca su mujer, y le habló al cadáver. Luego vino su madre Hécuba, y lo llamó hermoso y bueno. Después Helena le habló, y lo llamó cortés y amable.
El poema entero está escrito para contar lo que sucedió a los griegos desde que Aquiles se dio por ofendido: la disputa de los reyes, el consejo de los dioses del Olimpo, en que deciden los dioses que los troyanos venzan a los griegos, en castigo de la ofensa de Agamenón a Aquiles, el combate de Paris, hijo de Príamo, con Menelao, el esposo de Helena, la tregua que hubo entre los dos ejércitos, y el modo con que el arquero troyano Pandaro la rompió con su flechazo a Menelao, la batalla del primer día, en que el valentísimo Diomedes tuvo casi muerto a Eneas de una pedrada, la visita de Héctor, el héroe de Troya a su esposa Andrómaca, que lo veía pelear desde el muro, la batalla del segundo día, en que Diomedes huye en su carro de pelear, perseguido por Héctor vencedor, la embajada que le mandan los griegos a Aquiles, para que vuelva a ayudarlos en los combates, porque desde que él no pelea están ganando los troyanos, la batalla de los barcos, en que ni el mismo Ajax puede defender las naves griegas del asalto, hasta que Aquiles consiente en que Patroclo pelee con su armadura, la muerte de Patroclo, la vuelta de Aquiles al combate, con la armadura nueva que le hizo el dios Vulcano, el desafío de Aquiles y Héctor, la muerte de Héctor, y las súplicas con que su padre Príamo logra que Aquiles le devuelva el cadáver, para quemarlo en Troya en la pira de honor, y guardar los huesos blancos en una caja de oro.
Palabra del Dia
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