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Leonora comenzó a oír aplausos, a repetir romanzas ante un público endomingado, de propietarios rurales y señoras cargadas de sortijas y cadenas falsas, y sonrió por primera vez como mujer, al recibir ramos y sonetos de los tenientes de las pequeñas guarniciones.

Prefiero yo no repetir aquí los argumentos que tantas veces he escrito en contra de esa fórmula, cuyo sentido social ha variado completamente desde entonces. A los que se interesen por el asunto, les aviso que hallarán combatida la tesis de Sarmiento en mi libro Blasón de Plata.

Pero su Ra-Ra dijo el gigante tiene otros pensamientos. Sueña con repetir á favor de los hombres todas las violencias que realizaron las mujeres al ocurrir la Verdadera Revolución.

Por fin la generala se convenció de que Miguel era el hombre que buscaba, el ideal de sus ensueños; le miraba con ternura, le hacía repetir con afán sus enmarañadas psicologías, se enteraba de los últimos pormenores de su vida espiritual y no cesaba de dolerse de no ser más joven para realizar por entero el sueño de amor que toda la vida le había perseguido.

No hay más antecedentes: estos son los que todos los biógrafos se ven obligados a repetir tomándolos unos de otros, sin poder añadir cosa nueva.

Pero la joven, sin adivinar estos pensamientos, aprovechó el desorden de la cubierta para repetir una vez más su seducción. Si Fernando quería, aún era tiempo. Guardaba ella en un bolso pendiente de la diestra su dinero, sus alhajillas, todo lo de algún valor que podía servir para la fuga.

¡Triste guerra! volvió á repetir . Que Dios castigue á los ingleses. Con una solicitud que conmovió á don Marcelo, le hizo preguntas á su vez acerca de su familia.

Las plantas que los dos hemos sembrado prosperarán, se cubrirán de follaje, se llenarán de flores.... ¡Y Linilla no las verá!...» Y volviendo a mi manía poética me daba yo a repetir aquello de nuestro Carpio: «De qué me sirven los jacintos rojos, el lirio azul y el loto de la fuente....

Aunque según demuestran muchos manuscritos antiguos de comedias, fuera necesaria una nueva licencia para repetir sus representaciones, ha de suponerse, no obstante, que este manuscrito es autógrafo, si admitimos también que la licencia que la acompaña para representarse fué la primera.

Nadie contestó. Volvió á repetir más fuerte: Pedro... Pedro... Esta vez la voz de Pedro contestó: ¿Qué es eso?... ¿Quién va? Soy yo; no te asustes. El joven se incorporó violentamente en la cama y exclamó espantado, aunque en voz baja también: ¡Usted, señorita!... ¿Ocurre algo?... ¿Qué es lo que quiere?...