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Hizo Miranda poco gasto de manjares, despreciando cuanto le servían, y pidiendo imperativo y en voz bastante alta una botella de Jerez y otra de Burdeos, de que escanció a Lucía, explicándole las cualidades especiales de cada vino. Lucía comió vorazmente, soltando la rienda a su apetito impetuoso de niño en día de asueto.

Anonadado, miró el anciano furtivamente a su alrededor, temiendo ser observado, y decidió hacer un esfuerzo para leer el pliego; pero el papel se escapó de sus temblorosas manos y cayó entre las llamas que lo consumieron vorazmente. Don Alejandro miró hacia el rincón en donde estaba el cerrado cofre y se acercó más aún a la chimenea, pero, a pesar de su proximidad al fuego sentía frío.

El capitán, con las mejillas coloreadas por el arrepentimiento de su acometividad, quería hacer olvidar las palabras anteriores, y comía vorazmente teniendo la cabeza baja. La sobrina rio de su buen apetito. Siempre que comía con ellos les admiraba por la capacidad de su estómago.

Hay otros que cazan el mismo animal con un palo corto, y puntiagudo en ámbas estremidades, en medio del cual está amarrado el lazo: armados este modo salen al encuentro del caiman, que abre su horrenda boca para tragar el brazo del nadador, quien aprovechando de este movimiento introduce perpendicularmente su palo, quedando este clavado en las quijadas que cierra vorazmente el animal.

Se contaba que había entregado ya a la Amparo sumas enormes o las había puesto a su nombre en el Banco; que se enfurecía por livianos motivos y gritaba y gesticulaba como un demente, llegando sus arrebatos hasta maltratar de obra a los criados o dependientes; que comía vorazmente y sin medida, y que decía de su hija horrores inconcebibles, imposibles de repetir entre personas decentes.

Pidieron pan, carne y vino, y se pusieron á comer y á beber vorazmente, sin dejar por ello de hablar. Según lo que yo he entendido dijo el bufón , vos tenéis la culpa de todo, señor Francisco Montiño. ¿De qué tengo yo la culpa? De lo que á entrambos nos está sucediendo. A me suceden muchas cosas malas. A no me suceden menos cosas peores que las vuestras. ¡Peores! yo no tengo mujer.

Mas desgraciadamente para Perico, los baños de mar, que al pronto aliviaron a su hermana, concluyeron, cuando abusó de ellos y quiso nadar y meterse en dibujos, por abrir brecha en su débil organismo, y comenzó a cansarse otra vez, a despertar bañada en sudor, a sentir desgano, al par que comía vorazmente raros manjares. Lo que más la asustó fue ver que se le caía el pelo a madejas.

Por las calles se les encontraba borrachos, llenos de inmundicia y revolcándose en el lodo, engullendo vorazmente la comida que sacaban a viva fuerza de las casas. Los generales franceses, avergonzados de tanta bajeza, querían someterlos a palos; pero fué preciso emplear mucho rigor, y algunos hubieron de ser fusilados para que entraran en razón los demás.

Y le mostró a una gitana vieja, la tía Alcaparrona, que acababa de retirar del fuego un potaje de garbanzos husmeado vorazmente por tres chicuelos, hermanos de Alcaparrón y una moza delgaducha, pálida y de grandes ojos, que era su prima Mari-Cruz. ¿Conque su mercé es ese don Fernando tan nombrao? dijo la vieja. Pues que Dios le mucha fortuna y mucha vida pa que sea el pare de los probes.

Mira, Clemen, que te estás desacreditando le decía aquélla, mientras engullía vorazmente un pedazo de pavo en galantina . Deja ese niño que no vale un perro chico.... Para capricho ya ha sido bastante. ¿Qué sabes lo que vale? replicaba riendo Clementina. Por las trazas, hija.... Parece hecho en la Dulce Alianza.