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El órgano, soltando en trémolo sus registros más gangosos, contribuyó poderosamente a hacer más solemne y conmovedora la bajada del Hijo de Dios a las manos del hombre. Gil sintió estremecerse su cuerpo bajo la impresión. Una alegría inefable subió del fondo de su pecho y le apretó suavemente la garganta.

De su voz al suave encanto de sutiles inflexiones la piedad acariciaba los heridos corazones como un trémolo de liras, como un trémolo de auroras, y el fulgor ultraterrestre que irradió en clarividencias, fulguró como la estrella que orientaba las conciencias 65 a las márgenes lustrales de las iras redentoras.

La contempló primero sobre el elegante alminar árabe donde tremoló el pendon real de S. Fernando, y luego en la torre reedificada, desde fines del siglo XVI. Seguiria á la nueva capilla de S. Bartolomé la célebre de S. Pablo, propia de la familia de los Godois, si fuese cierta la aseveracion de un cronista que entre los caballeros y ricos-hombres que salieron de Córdoba con el infante D. Juan á recibir á D. Sancho en 1284 reconociéndole por su rey y señor, muerto D. Alfonso el sabio, nombra al maestre de Santiago D. Pedro Muñiz de Godoy, añadiendo que poco despues murió y fué sepultado en su capilla del apóstol S. Pablo en la santa iglesia catedral . Con las capillas de S. Nicolás , de S. Benito , de S. Vicente , de nuestra Señora de las Nieves y de S. Gil , fundacion la primera de un devoto arcediano de Córdoba que la situó á levante, en el décimoquinto tramo de la última nave principal, y erigida la de nuestra Señora de las Nieves por un chantre y dos particulares de quienes no hallamos mencion particular, los cuales eligieron el octavo tramo de la primera nave principal al poniente, termina el siglo XIII su casi insignificante tarea en la mezquita de Córdoba, donde por no innovar demasiado, ó por no considerarse seguro el arte occidental en una ciudad espuesta todavía á volver á caer bajo el yugo de los infieles, no realiza la arquitectura ojival ninguna de aquellas portentosas creaciones que lega en Francia S. Luis á la admiracion de las edades futuras, y que el mismo S. Fernando emprende en Burgos y Toledo.

El lenguaje de la música es vago; las ofensas que puede inferir débiles; se expresan generalmente por un trémolo donde hay más resignación que soberbia. Pero en cuanto terminaba con el violín nuestro joven se venía hacia la mesa donde la familia Sánchez tomaba café y les rociaba de saliva a poco que se descuidasen. Esto, en verdad, no lo sufriría ninguna persona, por sensata que fuese.

Fué en esa altura estupenda donde tremoló por primera vez el estandarte de los reyes católicos, el 2 de enero de 1492, para anunciar á todos los habitantes de la Vega que el reinado de Boabdil habia terminado. Renuncio á la pretension de revelar las hondas emociones que me dominaron durante la contemplacion de aquel espectáculo admirable.

Lowe con toda la autoridad que le confería su estatura de dos metros, al piano del comedor de los niños, donde la señora viuda de Moruzaga hacía memoria de sus habilidades de soltera acompañando con un trémolo dramático los versos franceses recitados por una de sus hijas.

Yo, mujer ignorante, digo que esos sabios no tienen sentido común. Hija de mi alma exclamó D. Benigno , estás hablando como el patriarca de la filosofía, como Juan Jacobo Rousseau. , el estado actual de las naciones y el sentido común son incompatibles. En su entusiasmo, Cordero tremoló la servilleta que acababa de desprender del ojal de su levita.

El retrato de doña Inés Muñoz de Ribera se encuentra aún en el presbiterio de la iglesia, y sobre su sepulcro se lee: Este cielo animado en breve esfera depósito es de un sol que en él reposa, el sol de la gran madre y generosa doña Inés de Muñoz y de Ribera. Fué de Ana-Cuenca encomendera, de don Antonio de Ribera esposa, de aquel que tremoló con mano airosa del Alférez Real la real bandera.

Belarmino llegaba chapoteando en las charcas, cubierto de lodo, se guarecía en el porche del convento, y allí, encuclillado, como filósofo, dejaba pasar las horas. Oíase el trémolo de un harmonium. El sonido descendía, y luego llegaba a lo largo del silencioso pavimento hasta él, a menudos y leves saltos, como los pájaros cuando caminan por la tierra. Oía los cantos monjiles.

Y es mucha picardía que no le den siquiera un realito diario para aguardiente sugirió malignamente la Comadreja. ¡Aaaa... guardiente! clamó la vieja acentuando el trémolo . ¡Diera Diiiios pan! Vamos, que un sorbito ya entró. Ni maldiito olor dél me llegó tan siquiera: y eso que a mis añitos, hiiigas... ya os gustará calentar el estómago que se pone como la pura nieve.