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Pero dése vuesa merced priesa, señora Trifaldi, que es tarde y ya me muero por saber el fin desta tan larga historia. - haré -respondió la condesa. Capítulo XXXIX. Donde la Trifaldi prosigue su estupenda y memorable historia

Gener retrata, declaro que no llego a advertir en ellos la estupenda magnitud y la superioridad descomunal que me induzcan a presentir, a columbrar y hasta a profetizar el próximo advenimiento de una raza o casta de hombres muy por encima de los que en el día visten y calzan y andan por esas plazas, calles y campos.

Algunas tardes, cuando Pez y Rosalía no podían salir a la terraza a causa del mal tiempo, los tres tertuliaban en Gasparini. Tenían que oír los elogios que D. Manuel hacía de la estupenda obra de su amigo.

Según dichas impresiones, D. Acisclo estaba cada día más ancho y orgulloso de que su tertulia se hubiese hecho tan sabia y pareciese una Academia de ciencias; pero al mismo tiempo, andaba imaginativo y ensimismado, hablaba a solas, y se diría que en su mente se agitaba un enjambre de ideas, las cuales, como las abejas en la colmena, pugnaban por fabricar, en vez de panal melifluo, alguna resolución estupenda.

Don Custodio el beneficiado era su lugarteniente. Este le había dado aquella tarde la noticia de que la Regenta estaba en la capilla del Magistral esperándole para confesar. Novedad estupenda. A su mujer se la siguió llamando la Regenta. El sucesor de Quintanar era soltero y no hubo conflicto; pasó un año, vino otro regente con señora y aquí fue ella.

Porque la cosa era grave... ¡Un hijo del Delfín! ¿Sería verdad? Virgen Santísima, ¡qué novedad tan estupenda! ¡Un nietecito por detrás de la Iglesia! ¡Ah!, las resultas de los devaneos de marras... Ella se lo temía... Pero ¿y si todo era hechura de la imaginación exaltada de Jacinta y de su angelical corazón? Nada, nada, aquella misma noche al acostarse, le había de contar todo a Baldomero.

No puede tener industria, porque carece de agua para mover máquinas, no habiendo sino aljibes ó cisternas; ni tiene elementos para el comercio y la agricultura, por su posicion excepcional. Toledo, pues, seguirá siendo una ruina sublime, una estupenda curiosidad y nada mas: el museo de la vieja España, custodiado por clérigos, militares y mendigos!...

Pueden las desventuras de la vida caer sobre esa niña, me decía; encontrará con quien hablar. Fue a la salida de Consuelo cuando nos dimos cuenta del sitio en que nos encontrábamos y de su estupenda belleza. Nuestro albergue nocturno estaba situado en la cúspide de la primer cadena montañosa que hay que atravesar para llegar a Bogotá.

Ya es algo le interrumpió Melchor, que estaba tendido en su sillón, y tenía recostada la cabeza en el respaldo, de cuyos costados se había tomado con las manos como para sostenerse mejor, y agregó, sin apartar la mirada del cielo: por ahí se empieza... tras la incredulidad adquirida por frotamiento, que no por convicciones... llega la indiferencia... luego se abandona gradualmente el afán de negar... y un buen día... o una buena noche como ésta, se mira al cielo... se contempla un momento esta portentosa... esta estupenda armonía sideral... esta maravillosa rotación de soles y de repente brota en el alma un punto de luz... que crece... se dilata... la llena... y la ilumina...

Mas un día corrió por Madrid una noticia estupenda, que se escuchó al principio como un absurdo inventado por algún ocioso del Veloz; concediósele más tarde la verosimilitud que hubiera merecido la de que Sagasta cantaba misa o el Gran Turco se había hecho monje bernardo, y extendióse al fin como un hecho inverosímil, pero cierto, absurdo, pero verdadero, desde los salones hasta las antesalas, y desde los pasillos del Congreso hasta los de los teatros, llenando a todo el mundo elegante de asombro, de extrañeza y de curiosidad.