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Algún tiempo... un par de añitos, por lo menos... Pues en tal caso, si el fraile pasa la noche de rodillas, «saperbleu!», se va a ensuciar su hábito blanco, y cuando vuelva al retrato, dará asco. Doña Inés lanzó una alegre carcajada; doña Brianda estiró su labio con una mueca de desdén y de fastidio...

Y es mucha picardía que no le den siquiera un realito diario para aguardiente sugirió malignamente la Comadreja. ¡Aaaa... guardiente! clamó la vieja acentuando el trémolo . ¡Diera Diiiios pan! Vamos, que un sorbito ya entró. Ni maldiito olor dél me llegó tan siquiera: y eso que a mis añitos, hiiigas... ya os gustará calentar el estómago que se pone como la pura nieve.

La oposición de los mayores tratan algunas veces los pretendientes de conjurarla por medio de empíricas recetas ó tradicionales anitos. Las hojas de la gayuma y del jonjon, se prestan en primer término para las cábalas amorosas.

No cuadró que yo se la pidiese.... Una vez, con disimulo, le indiqué algo.... ¡Si no fuese por la familia! ¡La madre, sobre todo, que es así! Y Amparo cerraba el puño. ¡Bah! Ve tomando paciencia once añitos, como yo.... ¡Y si después lo consigues!... No, pues si no quiere casarse... me parece que le doy despachaderas.

Los Santos Patronos recomendados por los misioneros vinieron a substituir a los antiguos Anitos representantes de sus antepasados, que hacían intervenir en su antigua idolatría en todas las circunstancias de la vida.

Ya le faltaba poco a Frasquito para estallar en ira, y de fijo le hubiera tirado a la cabeza el plato, el vaso de vino y hasta la mesa, si Polidura no tratara de atenuar la maleante burla con estas palabras conciliadoras: «Cállate, tonto, que el Sr. de Ponte no ha entrado en Villavieja, y lleva sus añitos mejor que nosotros.

Anoche me despedí de usted desde las puertas del Seminario conciliar de la diócesis de Pilares. Ahora, le invito a entrar conmigo. Doce añitos de estancia; pero, no se asuste usted. Comprimiremos estos años hasta dejarlos reducidos al volumen de un cuarto de hora.

¡Y si en todo lo que uno hace estuviese seguro del acierto! pronunció con ahogada voz el señor Joaquín, balanceando su cuello de toro. Eso se mira antes..., ¡pero teníamos tanta prisa..., tanta prisa, que no para qué sirven esos pelos blancos y esos añitos que llevamos acuestas!

Don Eugenio no podía contener la risa. Hace siete años, la friolera de siete años tartamudeó el arcipreste calmándose un poco, pero respirando trabajosamente a causa del mucho viento , siete añitos que en los Pazos sucede... eso que tanto les asusta ahora.... Y maldito si se han acordado de decir esta boca es mía. Pero con las elecciones.... ¡Qué condenado de aire! Vamos a volar, muchacho.