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Asistid como yo he asistido a una elección de Secretario en la Academia de Jurisprudencia, y mediréis su extensión. Al solo anuncio de las elecciones, conmuévese hondamente aquel respetable cuerpo jurídico, preparándose a una terrible y dolorosa crisis.

lo que debes desear es conocer a los toros para librarte de una desgracia, y torear mucho para llevar dinero a la familia. El Nacional protestaba de esta humillación que pretendía imponerle por su carácter de torero. El era un ciudadano como los demás, un elector al que buscaban los personajes políticos en días de elecciones. Yo creo que tengo derecho a opinar.

Y como el Magistral arrugase el ceño, Peláez mudó de conversación y habló con falso aturdimiento de las últimas elecciones y hasta aludió a las hazañas de cierto cura de la montaña que conocía él, que había metido el resuello en el cuerpo a una pareja de la guardia civil. Contracayes sonrió como un oso que supiera hacerlo.

El gobierno dispone de mucha fuerza, ¡qué diantre!, y cuando ve la cosa mal parada recurre a la coacción, haciendo las elecciones por medio de la Guardia Civil. Todo eso de Cortes era, según dicho del abad de Boán, una solemnísima farsa.

Miguel Peña; en Hacienda y Relaciones exteriores, el Licenciado Diego Bautista Urbaneja; y el otro concerniente á la manera con que debia precederse para las elecciones del Congreso Constituyente, que constando al menos de las dos terceras partes, debia reunirse en Valencia el dia 30 de Abril.

¿Cómo me voy a componer? ¿Cómo me he compuesto? es lo que debieras preguntar. Pues qué, ¿me duermo yo en las pajas? Ya lo tengo todo concertado. El ministro cuenta conmigo. Yo les he probado que no es natural, sino artificial, el diputado que de aquí enviamos, y, como ahora está en la oposición, el Gobierno le derrotará con mi auxilio en las nuevas elecciones, que serán pronto.

Otras grandes propiedades habían sido formadas por los compradores de bienes nacionales, o los agitadores políticos del campo, que se cobraban sus servicios en las elecciones haciéndose regalar por el Estado los montes y los terrenos públicos, sobre los cuales vivían pueblos enteros.

Si las elecciones se verificaban en la fecha indicada por los periódicos, a Rafael le faltarían unos cuantos meses, cinco o seis, para cumplir los veinticinco años. Pero él había escrito a Madrid consultando a los personajes del partido; el ministro de la Gobernación se mostraba conforme, había precedentes, y aunque a Rafael le faltase el requisito de la edad, el distrito sería para él.

Días atrás, cuando los balcones de Madrid se engalanaron con toda suerte de colgaduras en homenaje al Corazón de Jesús, creíamos que la capital de España se arrepentía y hacía enmienda de sus errores. Las elecciones nos demostraron que esta hipótesis era falsa. Madrid está perdido, y con él están perdidas todas las grandes ciudades españolas.

Mirólos éste despacio, arrimando el farol a la cara de cada uno; y cuando los hubo conocido, ¡Tanto bueno por acá! exclamó . Ya me esperaba yo la visita. ¿Se la han anunciado a usted, acaso? ¿Qué más anuncio que la proximidad de las elecciones? ¡Je, je, je!... ¡Qué don Recaredo éste! ¡Siempre el mismo! ¡Qué célebre!