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Y al cabo de un rato, su mente saltó de improviso con una idea nueva, expresada en medio de los ahogos de la desesperación, como un rayo que atraviesa las nubes y momentáneamente las horada, las ilumina con sus refulgentes dobleces. «¿Pero qué demonios es esto de la virtud, que por más vueltas que le doy no puedo hacerme con ella y meterla en ?». Entonces advirtió que no había mojado la ropa.

A un lado y a cierta distancia del joven señor, se hallaba un rico y elegantísimo narguilé, cuyo flexible y luengo tubo tenía el joven señor asido por el extremo, dejando ver la gruesa boquilla de ámbar, prendida al tubo por un anillo de refulgentes esmeraldas.

Los tres arcángeles son tres muchachas altas, esbeltas, airosas y tan ligera como elegantemente vestidas. Yo aseguro que parecen de verdad los tres arcángeles, con alas refulgentes, con áureos yelmos y con fulmíneas espadas. Pero si fueran tres hembras de formas exuberantes, paticortas y cabezudas, ¿cómo habían de parecer arcángeles?

Y desde que el espíritu humano empezó en Europa a desbordar el dogma, lecho de Procusto en que lo mantenían las iglesias cristianas, todas las instituciones medioevales, políticas, económicas y sociales estuvieron condenadas a desaparecer o a transformarse en sentido democrático, según el rumbo de las concepciones filosóficas y la seducción permanente de aquellas primeras y gloriosas repúblicas de la antigüedad, que alumbraron los destinos de la especie humana con tan refulgentes resplandores de pensamiento, de belleza, de gracia y de libre energía creadora.

Y todo el conjunto erizado de refulgentes bayonetas, que subían a paso de carga hacia los parapetos. Materne, el cazador, asomando su gran nariz aguileña por encima de una rama de enebro y enarcando las cejas, observaba también la llegada de los alemanes. Y como tenía muy buena vista, distinguía las caras entre aquella multitud y podía elegir la persona que quería derribar.

Mujer, ¿estás loca?... ¡una casa de la calle Mayor! murmuró Ana con respetuoso miedo . ¿ sabes la que se armaría? En horas semejantes la calle Mayor ofrecía imponente aspecto. Las altas casas, defendidas por la brillante coraza de sus galerías refulgentes, en cuyos vidrios centelleaba la luz de los faroles, estaban cerradas, silenciosas y serias.

Había perdido el instinto de la conservación en aquel mundo de incendios y de fuerzas ensordecedoras. Sentía caprichos de niño, una tendencia á acariciar aquellos bloques tan refulgentes, tan bonitos, con su blancura sonrosada, que podían comerse su mano con sólo el roce.

En seguida aparece en otro balcón de la casa mejor que está enfrente del Ayuntamiento el niño de seis o siete años más bonito, más inteligente y de más dulce voz que en el lugar hay; y primorosamente vestido de ángel, con tonelete de raso blanco bordado de estrellitas de oro, con refulgentes y extendidas alas y con corona de flores, canta una sencilla y sublime contraesencia, que comienza diciendo: «Esta es la justicia que manda hacer el Eterno Padre....»

Y eran flores, flores bellas, las que mórbidas, y esbeltas, y rientes, arrastraban al claror de las estrellas y al sollozo de las aguas somnolentes, sus disfraces de princesas, de princesas refulgentes y de históricas marquesas, con magníficas diademas y con túnicas crujientes.

Antes que los domos de mosáico y las refulgentes manzanas de oro que intentan erigir los del Rhin cautiven el corazon de los pobladores de España, apresúrate á desplegar ante sus ojos el lujo seductor del Oriente; erige un santuario en que reunas á la disposicion perfecta que prescribe la Sunnah toda la belleza que la exaltada imaginacion de tus árabes sea capaz de concebir, auxiliada de las mas esquisitas formas del arte asiático, y una riqueza tal que cause maravilla á los infieles españoles, no familiarizados aun con las galas del imperio griego . Carlomagno echará mano para su construccion de las columnas y esculturas de los edificios de Roma y de Ravena : tienes para la tuya los suntuosos monumentos antiguos de Mérida, Itálica, Tarragona, Narbona y otras ciudades grandes.