United States or French Southern Territories ? Vote for the TOP Country of the Week !


Voy al ejército de Navarra a procurar colocarme como cirujano. ¡Y no conocéis la lengua! No, señor, pero la aprenderé. ¿Ni el país? Tampoco: jamás he salido de mi pueblo sino para la universidad. ¿Pero tendréis recomendaciones? Ninguna. ¿Contaréis con algún protector? No conozco a nadie en España. Pues entonces, ¿qué tenéis? Mi ciencia, mi buena voluntad, mi juventud y mi confianza en Dios.

¡Ah, estás acá! ¿Sabes lo que han hecho? ¡Te juro que esta vez se van a acordar de ! ¡Alfonso! ¿Qué? ¡No faltaba más que también!... ¡Si no sabes educar a tus hijos, yo lo voy a hacer! Al oir la voz furiosa del tío, yo, que me ocupaba inocentemente con mi hermana en hacer rayitas en el brocal del aljibe, evolucioné hasta entrar por la segunda puerta en el comedor, y colocarme detrás de mamá.

Después ya fue otra cosa: a fuerza de suplicarme usted y hasta de reñirme, ya logré colocarme mejor y dejarle más libre y desembarazado... a todo esto, alejándose el yacht, y usted explicándome por qué lo hacía... después todas sus palabras para darme alientos, hasta que el barco volviera por nosotros... ¡si volvía, Leto, si volvía a tiempo!, porque a pesar de sus palabras, demasiado conocía yo lo que pasaba por usted: las fuerzas humanas no son de hierro; y aquella espantosa situación no daba larga espera... Recuerdo la alegría de usted cuando vio el yacht encarado a nosotros; sus temores de que a Cornias no se le ocurrieran ciertas precauciones, y el barco, por demasiada velocidad, pasara a nuestro lado sin poder recogernos; y su entusiasmo cuando vimos caer las velas una a una, quedarse el barco desnudo, y al valiente Cornias de pie, con la caña en la mano y conduciéndole hacia nosotros hasta ponerle a nuestro lado, dócil y manso, y creo que hasta risueño... No parecía barco, sino un perro fiel que iba en busca de su señor. ¡No he de recordarlo, Leto? ¡Pues es para olvidado en toda mi vida por larga que ella sea?.... Como lo que usted dijo en cuanto llegó a nosotros el yacht, y el pobre Cornias, pálido como la muerte, se arrojó sobre el carel con los brazos extendidos... ¿Se acuerda usted, Leto?

Pero la pobre Carlota fue desde aquel día la víctima, la cenicienta de la casa. Su madre la trataba con increíble desprecio; no perdonaba ocasión de vejarla con indirectas crueles. Presentación la ayudaba en esta tarea simpática. A me gustaría colocarme así, espléndidamente, como mi hermana. ¡Casarme con un pobrete! ¡Puf! Oyes, Carlota, ¿tu marido compra por fin mylord o faetón?

Indigna he sido; pero, según mi conciencia, hubiera sido más indigna haciendo otra cosa que el mundo no reprueba, sino aplaude; atrayendo con astucia al Conde, con persistencia reflexiva, sin más pasión que el deseo de colocarme; esto es, de lograr un título, quince mil duros de renta al año y una brillante posición.

Doctor, vos me habéis dicho que, a no ser por la trastada de ese maldito gato, hubierais podido colocarme nuevamente la nariz en su sitio, cosiéndomela con cuidado. ¿Me lo habéis dicho, o no? Sin duda, y os lo repito. Y si lograse comprar la nariz de algún pobre diablo, ¿podríais también colocármela en reemplazo de la mía? Claro está que podría... ¡Oh, magnífico!

Ella contestó al pensamiento de su adversario: Señor duque, las mujeres entre las cuales hace usted la injusticia de colocarme, valen tanto más cuanto que son más ricas. Yo he heredado cuatro millones; he ganado lo menos tres en los negocios y mi fortuna es tan limpia que la podría realizar sin pérdida en un mes.

No colocarme a , a , que soy el endivido que más bregó por la Repóblica en esta judía tierra... Es la que se dice: cría cuervos... ¡Ah!

Usted puede bajar, si gusta; lo que es mi marido no se mete ahí, y tiró de valerosamente hácia la plaza de la Concordia. Mi hombre no se atrevió á habérselas con una señora, y tuvo que capitular, bien á pesar suyo. Si mi mujer no se convierte en casa de asilo, me coge y me empaqueta en la máquina de cristal, como me llevó casi en vilo á colocarme sobre la baranda del Panteon.

En aquella hora peligrosa no le he parecido á usted heroico, querida prima; confieso que en parte ha tenido usted razón. Hubiera podido mostrarme más caballeresco y colocarme más resueltamente al lado de usted, pero hay que tomar las personas como son.