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La segur no corta si no es aplicada al árbol, la hoz no siega si no es aplicada al tallo. Algunas veces se le ofrecen los objetos al espíritu sin que atienda; como sucede ver sin mirar, y oir sin escuchar; pero el conocimiento que de esta suerte se adquiere, es siempre lijero, superficial, á menudo inexacto, ó totalmente errado.

Yo misma indiqué al barón que os hiciera llamar, dijo la noble dama, porque tengo de vos los mejores informes y creo que merecéis entera confianza. Conozco algo vuestra historia; habéis vivido en el claustro y es bien que veáis ahora algo del mundo antes de elegir entre uno y otro. Precisamente, mi hijo necesita junto á una persona como vos, que vele por él, que lo atienda.

Me dijo que estaba concertada la boda de la condesita del Padul con un primo suyo, el duque de Malagón. ¿Y Villa? le pregunté, sorprendido. Joaquinita me dirigió una larga mirada burlona. Pero ¿usted se ha imaginado que Isabelita le trae al retortero para casarse con él? No lo ..., pero creía que le profesaba algún cariño. Atienda usted al cariño...

8.o Que los letrados que hayan servido á satisfaccion del Gobierno sus alcaldías por la escala establecida, se les atienda el mérito contraido en la carrera para ocupar las plazas vacantes que ocurran en la audiencia del territorio, y sean en ellas colocados con preferencia á otro cualquiera aspirante, como la justicia exije, y recomiendan varias leyes de Indias, que tratan sobre premios de servicios, que pueden y deben entenderse lo mismo en el caso de que se habla . Cuando aquella audiencia se halle servida por majistrados que hayan hecho su carrera en las provincias, sus acuerdos y providencias no podrán menos de ser las mas justas y análogas á las leyes de Indias, á los usos y costumbres de sus naturales, y al bien del pais, como que en todo presidirá la esperiencia y práctica adquiridas en los años de su carrera, que no es lo menos para el acierto.

Doña Elvira, la Reina, que se halla en cinta del Príncipe póstumo, protesta de aquella resolución ante su cuñado y los vasallos de la Corona, reservándose usar de los derechos que asisten á su hijo, sin que se le atienda en lo más mínimo; poco después se le avisa con sigilo que se ha formado el propósito de asesinarla, por cuyo motivo se decide á huir.

Conserva ya este lugar escasos vestigios de lo que ha sido un dia; mas no deja de tener aun interes, ora se atienda á su pintoresca posicion en una de las vertientes de la Sierra, ora al realce que le dan las frondosas arboledas de los cerros de cuyo fondo se destaca, ora al espectáculo que desde alli presenta la ciudad cuando el sol no ha logrado disipar aun la neblina en que está ligeramente envuelta, ora á las ideas que inspira la memoria de haber sido enterramiento , ora por fin á que corren debajo de ella entre paredes de estaláctitas aguas puras y cristalinas que brotan gota á gota del seno de las peñas . Detras de la Arrizafa corren á lo largo las faldas de la Sierra, coronada de pinos: allá en las faldas mismas blanquea entre los bosques una que otra ermita: ¡ah! el corazon se ensancha al ver tanta belleza, al contemplar tan deliciosa soledad, tan dulce calma.

Consérvate digna, recatada, siempre señora inexpugnable; que al fin y al cabo tu marido, por la fuerza de sus vicios, reventará, y entonces podrás volverte a casar eligiendo con todo cuidado otro marido que te considere más y te atienda mejor que el primero. »Otras muchas cosas quisiera decirte; pero como creo haber manifestado las más importantes, no digo más, porque las fuerzas me faltan.

No se aflija usted, señor.... Yo haré por volver pronto.... Cuídese usted mucho, por Dios... atienda usted al asma.... Vaya usted de tiempo en tiempo a ver al señor de Rada.... Si tiene usted algo, un telegrama volando.... ¿Palabra de honor? Después vinieron los apretones, los besucones, los pucheros del acompañamiento femenino, y el último encargo, y el último deseo....

Para terminar, Pepe ha adoptado una resolución propia de su carácter: ha entrado en el ejército como sustituto, para poder disponer de una cantidad de alguna consideración que le permita hacer frente al conflicto; y en vista de que ya no tiene, o como si no tuviera, madre ni hermana, ha resuelto que don José viva en compañía de quien le cuide y atienda.

Bueno, vamos... será hasta luego. Hasta cuando usted mande contestó el viejo por todos, y agregó señalando a Baldomero con una guiñada picaresca; Y no se olvide, don Melchor: le recomiendo que me lo atienda... al recomendao. ¡Yo te he de dar!... viejo pícaro dijo cariñosamente Baldomero. ¡Disculpas! le replicó el viejo riendo y agregó: ...Por tratarme de vos... ¡confianzudo el mocito!...