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El gobierno ¿ha confesado abiertamente la infraccion de la ley? «Esto es intolereble, exclamamos: esto es añadir á la infraccion el insulto; siquiera se hubiese echado mano de algun lijero disfraz ... es el último extremo de la impudencia, es la ostentacion de la arbitrariedad mas repugnante. Está visto, en adelante no será menester andarse en rodeos; no hiciera mas el autócrata de las Rusias

La segur no corta si no es aplicada al árbol, la hoz no siega si no es aplicada al tallo. Algunas veces se le ofrecen los objetos al espíritu sin que atienda; como sucede ver sin mirar, y oir sin escuchar; pero el conocimiento que de esta suerte se adquiere, es siempre lijero, superficial, á menudo inexacto, ó totalmente errado.

De este lijero relato, nada exajerado, podrá facilmente conocerse cuantas dificultades no habrá que vencer para que marche como mejor ser pueda, y no como debiera, la administracion de justicia; y para mayor comprobante de esta verdad, descendamos á esplicaciones y detalles mas por menor, comentando algunas de las ideas emitidas, y enunciando otros obstáculos de no menor bulto, y que pueden removerse facilmente.

No estés triste... Voy a inclinar mi frente, para que en ella escribas tu pregunta en un beso. Un silencio doliente responderá con vivas ternuras hechas verso. No estés triste... Yo callo porque quiero que , en la sinfonía del silencio sagrado, percibiendo el lijero temblor del alma mía, me sientas a tu lado.

En este aprieto, al P. Caballero, que era de complexión delicada y de suyo enfermizo, y que por los trabajos é incomodidades apenas se podía tener en pie, le sobrevino una tan gran flaqueza de estómago, que no podía retener manjar ninguno por lijero y de poca substancia que fuese; pero no obstante esto, la virtud de su espíritu suplía las fuerzas que faltaban al cuerpo, siendo el primero que animaba á los otros á arrojarse á los peligros y que con sus mismas manos abría el camino.

El sabio se complace en la narracion de los prodigios de su saber, el ignorante se saborea en sus necedades; el valiente cuenta sus hazañas, el galan sus aventuras; el avariento ensalza sus talentos económicos, el pródigo su generosidad; el lijero pondera su viveza, el tardío su aplomo; el libertino se envanece por sus desórdenes, y el austero se deleita en que su semblante muestre á los hombres la mortificacion y el ayuno.

En efecto, podrá suceder muy bien que haya mediado la infidelidad de un amigo, que haya ocurrido la desgracia imprevista; podrá ser mucha verdad que su corazon sea excesivamente bueno, es decir que será muy posible que en su relacion no haya mentido; pero no será extraño que en esa misma relacion se os presenten de bulto las causas de su desgracia; que en su concepcion tan superficial como rápida, en su juicio extremadamente lijero, en su discurrir especioso y sofístico, en su prurito de proyectar á la aventura, en la excesiva confianza de mismo, en el menosprecio de las observaciones ajenas, en la precipitacion y osadía de su proceder, halleis mas que suficiente causa para haberse arruinado, sin la bondad de su corazon, sin la infidelidad del amigo, sin la desgracia imprevista.

En el lugar en que escribió el historiador, en las formas políticas de su patria, en el espíritu de su época, en la naturaleza de ciertos acontecimientos, y no pocas veces en la particular posicion del escritor, se encuentra quizas la clave para explicar sus declamaciones sobre tal punto, su silencio ó reserva sobre tal otro; porqué pasó sobre este hecho con pincel lijero, porqué cargó la mano sobre aquel.

Lo que á nosotros nos ha sucedido puede muy bien acontecer á otros pueblos; saliendo bien ó mal parados, aplaudidos con exageracion, ó criticados con injusticia, segun el humor, las ideas, y otras cualidades del lijero pintor que se empeñaba en sacar copia de originales que no habia visto. Modo de estudiar un pais.

Sin embargo la anomalía existió, y esto basta á manifestar que no solo pueden encontrarse separados dos géneros de talento muy diversos, sino tambien los que al parecer solo se distinguen por un lijero matiz. «Yo he visto, dice Laharpe, al respetable anciano Buffon, afirmar con mucha seguridad que los versos mas hermosos estaban llenos de defectos, y que no alcanzaban ni con mucho á la perfeccion de una buena prosa.